El PSOE es bastante más que el sanchismo

si usted viniese de Marte y hubiese visto las sesiones del congreso del PSOE, hubiese sin duda pensando que era un acto de exaltación y homenaje a una sola persona. Pedro Sánchez se ha fabricado un congreso a la carta, una ejecutiva sin fisuras a la lealtad a su persona, un partido que nace hoy de nuevo, casi olvidadas las etapas ‘felipista’ y ‘zapaterista’. Se ha reconciliado con todos aquellos a los que no ha olvidado, humillado o, simplemente, vencido. Se ha reconciliado hasta con el pasado, homenajeando a aquel Alfredo Pérez Rubalcaba que tanto le criticó en vida. Pero ahora tiene que hacer ese nuevo PSOE para esos nuevos tiempos.

En este 40 congreso han faltado, como invitados especiales, todos aquellos ministros que modernizaron España en los gobiernos de González o de Zapatero.

Alfonso Guerra ni estuvo en la Feria valenciana para escuchar a Sánchez desgranar los logros de sus tres años de gobierno, ni se le esperaba. Lo mismo que a los demás del ‘espíritu del 78’. Este congreso aplaudidor –como todos-- en el que --como en no todos– la Ejecutiva y su secretario general han salido elegidos por el 95 por ciento de los votos de los asistentes, ha sido quizá el último en su especie: jaranero, divertido, despreocupado. Y acaparado por una sola persona: él.

He hablado con algunos de los jóvenes --no eran demasiados, la verdad: la media de edad superaba los cuarenta y cinco años-- a quienes se considera ‘con porvenir’ en este partido. Por ejemplo, con Juan Lobato, que será seguramente secretario general del Partido Socialista de Madrid la semana próxima. O Javier Guardiola, que aspira a hacerse con la secretaría de las Juventudes Socialistas. Creo que ambos comprenden, aunque son entusiastas de la cosa, que hay que mirar más allá de 2023 (que es el horizonte electoralista en el que se paran las previsiones), para que la socialdemocracia española no corra el riesgo de sufrir descalabros parecidos a los del PS Francés, italiano o del PASOK griego.

Ese peligro, en todo caso, ni está cercano (ya digo que aquí se piensa apenas en las elecciones de 2023) ni nadie piensa, en su caso, en soslayarlo. Pero, tras 2023, Pedro Sánchez puede que siga siendo lo que es... o no. El caso es que hoy, digan lo que digan las encuestas, parece tocado por el dedo de la diosa Fortuna, está activo y acierta en bastantes cosas (en otras, que tienen que ver con transparencia y modos democráticos, no tanto). Los suyos le votan masivamente –y yo no me atrevería a hablar de ‘resultados a la búlgara’– y los otros, los que se quedan en el camino, no van a los congresos para votar a candidaturas alternativas que no existen. Así que esto son lentejas: si quieres, lo tomas, y si no...

He visto al Sánchez encantado de conocerse, protagonista de todas las fotos, de todas las entrevistas (y hasta de las auto-entrevistas), gritando lo bien que lo ha venido haciendo hasta ahora, muy identificado con el eslógan del congreso, ‘Avanzamos’. Tiene seguridades para los próximos dos años que muy pocos españoles tienen: va a seguir en el cargo sin que nadie, ni Casado, ni Pablo Iglesias, ni Felipe, ni la sombra de Rubalcaba, le vayan a perseguir ya. Bueno, hasta 2023.

O hasta después, si acierta a hacer un PSOE que sea algo más que puro sanchismo. Porque el viejo PSOE de Pablo Iglesias (Posse, naturalmente) es algo más que el sanchismo, aunque el visitante marciano, viendo tanto cartel de ‘Pedro el guapo’, no lo entendería.

El PSOE es bastante más que el sanchismo

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