La verdad es que entre los ministros de Pedro Sánchez son muchos los que piensan que Marlaska es un auténtico gafe. Toque lo que toque el pobre hombre, acaba volviéndose en su contra. Lo último ha sido a cuenta de la falsa denuncia de la agresión homófoba. El habló de prontas detenciones cuando desde la Policía, dicen, le habían avisado de que tenían muchas dudas sobre la versión del supuesto agredido. Él tira para adelante y no le tiembla la voz a la hora de anunciar más recursos contra los crímenes de odio. Bienvenido sea, pero esos fondos eran necesarios incluso antes de este episodio.