El asesino de los mellizos de Monte Alto será también acusado de maltrato

El asesino de los mellizos de Monte Alto será también acusado de maltrato
Javier Estrada confesó los hechos a la jueza instructora el pasado mes de noviembre susy suárez

Casi ocho meses han pasado desde la tarde de agosto en que el barrio de Monte Alto se despertó de la siesta conmocionado por el asesinato de dos de sus vecinos, dos mellizos de diez años asesinados a manos del compañero sentimental de su madre en un piso de la calle de Andrés Antelo. Del testimonio de algunos de sus convecinos y allegados y del resto de pruebas practicadas, la jueza que dirige la investigación extrae indicios que la llevan a concluir que los golpes que acabaron con la vida de Álex y Adrián Bergantiños fueron los últimos, pero no los únicos que soportaron los dos hermanos. Esta conclusión, que plasma la titular del juzgado de instrucción 5 en el auto del pasado día 10 con el que incoa el procedimiento sumarial, la lleva a imputar al principal encausado un delito de malos tratos habituales sobre los menores fallecidos, además de dos asesinatos.

La magistrada atribuye en esta resolución el conocimiento y fallo de los hechos a la Audiencia Provincial y fundamenta la decisión en la procedencia de \“averiguar y hacer constar la perpetración del delito, las circunstancias que pueden influir en su calificación y la culpabilidad de las personas responsables, asegurando su disponibilidad a resultas de esta causa y las responsabilidades pecuniarias que se deriven\”.

La transformación de las diligencias previas en sumario suponen también que será un tribunal profesional y no un jurado popular quien enjuicie los hechos llegado el momento, si bien esta decisión es susceptible de recurso. Aunque el auto no hace referencia a ello, el hecho de que el principal encausado lo esté por delitos de distinta naturaleza es uno de los criterios que lleva a los órganos de administración de justicia a optar por esta vía, en concordancia con la Ley del Jurado.

El último auto dictado por la instructora imputa a Estrada por dos asesinatos en lugar de homicidios

Superioridad > En un momento inicial de la instrucción, la magistrada culpaba a Estrada Fernández de dos homicidios, una imputación que ahora se ve matizada al hablar el último auto de asesinato, que se diferencia del anterior delito por la existencia de alevosía. Esa característica puede derivarse de la posición de superioridad del agresor sobre sus víctimas, ya que de ningún modo dos niños de tan corta edad podrían haber repelido el ataque de un adulto armado.

El núcleo del juicio no se centrará, sin embargo, en determinar la autoría del crimen, dado que el padrastro lo confesó a la Policía Local nada más perpetrarlo, sino en definir las circunstancias en que Estrada Fernández ideó y ejecutó los ataques contra los dos menores.

Demostrar que el hombre no era dueño de sus actos cuando destrozó a golpes la cabeza de los niños con una barra de hierro y un sillín de bicicleta es la mejor baza que posee la defensa, que durante la fase de instrucción solicitó una serie de informes psicológicos y psiquiátricos del procesado para determinar sus capacidades intelectivas, después de que este tuviera que ser ingresado en el sanatorio de Oza tras su detención.

Los profesionales del Instituto Legal (Imelga) que examinaron al procesado y a su ex compañera sentimental señalaron en el informe forense que el hombre, pese a tener un nivel intelectual \“límite\” y sufrir un trastorno de personalidad, sí era capaz de distinguir entre el bien y el mal. Sobre los trastornos por los que se estaba medicando, y que ya lo habían abocado a un intento de suicidio en el pasado –una depresión crónica–, en esta evaluación no se apreció que esa patología pudiera condicionar sus actos. No obstante, el informe del Imelga no es el único que se llevará al juicio como prueba.

Por frustración > Ni siquiera Estrada se escudó en sus problemas mentales cuando, en noviembre del año pasado, prestó declaración ante la jueza instructora y describió con todo detalle la jornada en que murieron Adrián y Álex Bergantiños.

Como otros domingos, la madre había salido a trabajar por la mañana y los hermanos se quedaron a cargo de Estrada, con el que convivían desde hacía un año. Según su declaración judicial, aquel día decidió dedicarlo a explicarles a los menores las horas del reloj y, después de desayunar y hacer las camas, los tres se pusieron a la tarea. Pero algo andaba mal en su cabeza. Se había despertado \“nervioso y enfadado\”, un estado de ánimo que él achacó a la negativa de su pareja de mantener relaciones sexuales la noche anterior. Entonces, en medio de la clase, uno de los mellizos le preguntó la hora en que regresaría su madre a casa. A su respuesta, \“ve y míralo\”, el niño reaccionó de forma brusca, lanzando el reloj contra el suelo al no ser capaz de leer las manecillas.

Es ahí donde, según la confesión de Estrada Fernández, perdió los papeles y comenzó a pegarle. \“Me puse nervioso\”, reconoció. Tras coger de uno de los armarios la barra de colgar la ropa, siguió a su primera víctima hasta la cocina y allí lo atacó con la barra hasta que esta se dobló y quedó inservible. Pero no desistió. Volvió a la habitación, desmontó el sillín de la bicicleta estática y con el soporte metálico en la mano se dirigió a la habitación del otro hermano, que también fue golpeado hasta la muerte. Después, regresó a la cocina, donde Álex agonizaba, y lo remató. \“Se lo clavé en la cabeza a los dos\”, asintió a preguntas de la jueza.

Lo siguiente que hizo fue dar aviso al 092 con un mensaje telefónico inequívoco: \“Aquí pasó algo muy gordo. Dos niños muertos. yo los maté. Vienen o me voy\”.

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