vladimir Putin nunca se ha caracterizado por su elegancia y lo del respeto es un concepto que le suena bastante lejano. No es de extrañar que para animar al voto de las enmiendas a la Constitución con las que, además de permitirle seguir en el poder, quiere perpetuar el matrimonio heterosexual, haya lanzado un anuncio en el que se ridiculiza a los homosexuales y se insinúa que pretenden imponer su orientación sexual a sus hijos. Que, menuda paradoja, es exactamente lo que él pretende con todos los ciudadanos rusos. Aunque en su cabeza es por su bien, claro. FOTO: putin, con cara de no romper un plato | efe