Alarma impostada

Visto que quien envió a la ministra de Industria un paquete conteniendo una navaja es un individuo aquejado de esquizofrenia, a reserva de identificar a quien remitió tres cartas con balas y amenazas de muerte al ministro del Interior, a la directora general de la Guardia Civil y a Pablo Iglesias, la muy publicitada “alarma antifascista” patrocinada por el líder de Podemos queda un tanto en entredicho.


Queda en una zona de sombra abriendo paso a la conjetura de que en realidad estamos ante una estrategia electoral sugerida no tanto por el riesgo de las cartas amenazantes como por la contingencia que suponen los pronósticos de las encuestas. Queda en evidencia la sobreactuación de Iglesias en el comentado debate del que se marchó ante la renuencia de la candidata de Vox a condenar las amenazas al líder de Podemos, pero sin que él, a su vez, condenara el escrache sufrido por Vox en un mitin celebrado en Vallecas.


En la campaña electoral madrileña se puede anotar un antes y un después de estos episodios. A Podemos los sondeos le relegan a un tercer puesto en el bloque de la izquierda tras el PSOE y detrás de Más Madrid. Algunas encuestas apuntaban incluso que podría peligrar su presencia en la futura Asamblea visto que quien no obtiene al menos el 5% de los votos queda automáticamente excluidos. Pronóstico que también amenaza a Ciudadanos.


A raíz de estos incidentes Pablo Iglesias consiguió arrastrar al socialista Ángel Gabilondo a una suerte de entente cuyo objetivo es plantear un “cordón sanitario” con el fin de excluir a Vox del juego parlamentario. Recuperaba así impulso en una campaña en la que Podemos no remontaba. Aún sabiendo ya que quien le había enviado la carta con la navaja es un esquizofrénico, la ministra de Industria, Reyes Maroto, ha saltado por encima de la evidencia para señalar el peligro de “fascismo” –que, según ella, nos amenaza a todo– insistiendo en el conocido mantra puesto en circulación por Pablo Iglesias y que el PSOE repite a lo largo en esta campaña con una intencionalidad política evidente. Es la vieja estrategia de la tensión. Tengo para mí que tanta tensión impostada esta vez no cuela.

Alarma impostada

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