En el décimo aniversario de la victoria del partido socialista que encabezaba José Luis Rodríguez Zapatero. Lo primero que he pensado es la capacidad que tenemos de devorar años, afortunadamente no somos muy conscientes del paso del tiempo, solo cuando recordamos o celebramos algo, observamos con sorpresa el cambio de nuestras vidas y entornos. Me tocó vivir aquella campaña del 2004 con gran intensidad. Tuve el honor y la responsabilidad de encabezar la lista por la provincia de A Coruña y de obtener los mejores resultados electorales desde las históricas elecciones del 82. Fue una campaña de gran ilusión, después de la tremenda dureza de la última legislatura del Presidente Aznar, era necesario un cambio y eso se percibía en la asistencia a los actos políticos y en la exhibición festiva de símbolos al finalizar los mismos. Claramente se visualizaba un nuevo líder, un nuevo proyecto, y se sumaban a compartirlo personas de todas las edades y ámbitos sociales.
Ya en la recta final de la campaña, el tremendo zarpazo del 11M, una parada en seco, un llanto compartido y un dolor que vivirá siempre recordando a las victimas y sus vidas rotas. Es importante reconocer que el tiempo también ha puesto en su sitio a quienes utilizaron absurdas conspiraciones que no ayudaron precisamente a cicatrizar heridas. Aquello fue un golpe de tristeza en una campaña de ilusión. A nivel personal quiero recordar a las personas que en el día a día han compartido conmigo aquella campaña. No daban los mítines, ni hacían los debates, ni las entrevistas pero fueron decisivas para que todo saliera lo mejor posible. Fue un equipo diez, que ha sabido envolver, sugerir, calmar, compartir y reír. De corazón mil gracias. Nostalgia y orgullo de recorrer esos caminos que se hacen solo una vez pero quedan para siempre.
Las dos legislaturas de Zapatero fueron de libertades y derechos sociales: Leyes como la dependencia, violencia de género, matrimonio igualitario han sido una parte de su bagaje. Pero fue mucho más, incluso ya en la crisis nadie quedó a su suerte. Todos tenemos luces y sombras, pero ha sido muy injusta la negación de propios y extraños que le tocó vivir. Sin duda será la historia la que le hará justicia y ponga a cada cual en su lugar.