Hay que volver a la dura realidad de un Deportivo que ante el Valencia nos dejó un excelente sabor de boca y que unos días más tarde, frente al Espanyol, por la ineficacia de unos y la falta de mordiente de otros, nos devolvió a la cruda realidad. El Deportivo de colores que vimos en Riazor ante los de Nuno, volvió a teñirse de blanco y negro y, por tanto, los que queremos que nuestro Depor gane hasta a las chapas, queremos desterrar ese horror. Ya lo decía Vujadin Boskov, quien esculpió en piedra esta realidad cuando dijo aquello de “fútbol es fútbol”, aunque en otros ambientes se empeñan en cambiar los matices y se decantan por la tan manida frase de que “el fútbol es así”. Son aspectos de los que se suele echar mano cuando las cosas no funcionan. Y también existen quienes recuerdan que no siempre se puede ganar. Es una lógica que puede llegar a convencer. Pero el deporte es una carrera de fondo donde tienes que dar todo lo que tienes para conseguir objetivos.   

Sin embargo, y en esto creo que los medios de comunicación y la afición blanquiazul armonizan, coincidimos en que el punto sumado tiene un valor extraordinario y que al final de la temporada puede resultar crucial para el devenir del Real Club entre los grandes de la Liga.

Dejando a un lado la fantasía de lo sucedido frente al Valencia, que ojalá se repita ante el Getafe, a este Deportivo le falta pólvora para despegar. A este Deportivo le cuesta Dios y ayuda fabricar oportunidades de gol. Y no digamos ya materializarlas, aunque en su favor hay que recordar que sólo se ha quedado “seco” frente al Almería y el Espanyol. En el resto de sus compromisos siempre ha “mojado”, lo que de alguna forma a un servidor le da la esperanza de que hoy ante los madrileños del sur dirigidos por Contra, encontremos la forma de abrir la lata y sumar un triunfo que puede devolver la confianza a quienes tanto nos hemos enrabietado viendo la pobre imagen ofrecida el domingo.

Con ese lastre y a primera vista, hay quien asegura que hoy sólo vale ganar y para ello habrá que encontrar la mecha, la cerilla, la chispa y hasta la gasolina. Bueno… y que la noche no nos confunda. Amigo Víctor, es lo que hay.