Desde el 14 de abril más de 230 niñas nigerianas, se encuentran secuestradas por unos desalmados cuando estaban en la escuela. Fueron arrancadas literalmente de sus familias por islamistas radicales como si fueran objetos sin valor. Puede ser que en este tiempo hayan sido agredidas, violadas o vendidas como esclavas a seres con la misma calaña de sus secuestradores. No hay palabras para definir tanta barbarie, ni hechos tan execrables que puedan sostener un mínimo de serenidad al calificarlos.
Es lamentable que desde que se conocieron los hechos, por vía diplomática o por los servicios de inteligencia de los distintos países no hubiera una acción colectiva, una condena sin paliativos que encendiera las alarmas de la ONU, de los grandes estados incluida la Unión Europea, incluso con el silencio de los dirigentes de su país. Se ha perdido un tiempo valioso, en el que sin duda se hubiera podido evitar mucho sufrimiento y quien sabe si salvar la vida de estas niñas, cuya desgracia ha sido nacer en un país en la mas absoluta precariedad y además con la tremenda agravante de ir a la escuela y ser mujeres.
En los últimos días la noticia da la vuelta al mundo y la solidaridad empieza a ponerse en movimiento, una vez mas parece ser que han sido las redes sociales las que han roto las barreras del silencio. Curiosamente leo que el Vaticano condena el secuestro y pide se rece para rescatar a las niñas. No han debido dedicar muchos minutos para hacer esta vergonzosa declaración. En primer lugar solo faltaría que no condenaran un delito de lesa humanidad, pero podrían hacer algo mas que rezar, poniendo a disposición todos los medios a su alcance para colaborar en su rescate y apoyo a las familias.
África siempre África, un gran continente que se desangra entre la miseria y las guerras con el silencio cómplice de todos los países desarrollados y los poderes fácticos que lejos de contribuir a su desarrollo, no solo colocan barreras físicas sino que esquilman sus recursos naturales con impunidad. Recuperar a las niñas es ya una carrera contra el tiempo, por ello utilicemos todos los recursos a nuestro alcance, alzando la voz para conseguir su liberación y que el peso de la ley caiga sobre sus captores.