MONÓLOGO DIALOGADO

En el Rosalía, ciclo principal, entradas agotadas y aforo completo, debutó la compañía Pentación con la obra “Carcajada salvaje” de Christopher Durang, versión castellana y dirección escénica de Josep Costa. Dos monólogos. Dos latidos, marcando el tiempo escénico y la alternativa del espectáculo. O un diálogo con soliloquio femenino que completa la intervención varonil. Enfoques de una vaciedad marginal.

Una mujer desequilibrada luchando por encontrar apoyo a su atormentado corazón. Desde el supermercado donde quiere comprar una lata de atún, la búsqueda de un taxi, la caída en una alcantarilla o el tropezón con el músico ambulante. Mientras mucha retórica, confusión alienante, risas, procacidades, marginalidad.

Después, mismo escenario con silla y mesa auxiliar, el compañero “humillado y estoico”. Mimo gesticulador y abrasivo con verborrea mitinesca y lavados de cerebro. Más que a una función de teatro acudimos a una clase caótica: Samuel Beckett, existencialismo, Albert Camus, defensa del Islam, compadecerse del sexo, prejuzgar la divinidad aunque se radicalice el antiteísmo… Son esos retratos que hemos visto mil veces desde un tren en marcha, ojos femeninos que nos miran en un apeadero perdido… Masturbación mental de un excelente acto que se desconcierta y busque una carcajada como salida vital.

Correcta dirección de actores. Discreta iluminación, música y sonido. Vestuario acorde y “ad hoc”. Javier Gurruchaga mejor que su compañera, Charo López, excesivamente heterodoxa y preocupada de su climaterio. Él domina su personaje con brío populista. Al final se prolongan en exceso los parlamentos. Una terapia que se quiebra, frivolidades que ruedan demasiado por las tablas.

MONÓLOGO DIALOGADO

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