El perro del hortelano

Llega un momento que ya a pocos les preocupa que el alcalde no coma, coma en la cafetería de cualquier aeropuerto entre viaje y viaje, o sirva ruedas de molino para comulgar con los suyos. Lo que tiene a la ciudad en un sinvivir es que, lo mismo que el perro del hortelano, ni coma, ni deje comer. Es curioso como Xulio Ferreiro ha tenido la habilidad de darle la vuelta a la tortilla para poner todo patas arriba. Resulta que hasta ahora lo normal era que las administraciones locales –los ayuntamientos– fuesen muy del vicio de pedir y que los gobiernos –léase la Xunta– aplicasen la virtud de no dar o, al menos, de manejar con precisión el cuentagotas.
Pero A Coruña es diferente. La Marea es capaz de mantener bloqueadas inversiones tan cruciales como Alfonso Molina, la Intermodal, la Fábrica de Tabacos, los pisos sociales del Ofimático, el mercado de Santa Lucía o el plan de Vivendas Baleiras por tozudez, cabezonería, torpeza institucional o, sencillamente, inutilidad manifiesta.
Ahora Ferreiro se ha propuesto bloquear la llegada de los buses metropolitanos a puntos estratégicos de la ciudad. Hay que reconocerle que no disimula. Su propio concejal, Daniel Díaz Grandío, confesaba a la salida de la última comisión que su plan de movilidad era –textual– “unha folla en branco”. Frente a eso, y con el respaldo de todos los Ayuntamientos del área, la Xunta saca adelante un plan que tiene como objetivo hacer más atractivo y cómodo el uso del bus, acercando las personas a su destino y reducir el uso del vehículo privado descongestionando así el tráfico en la ciudad. Se trata de ganar un diez por ciento de usuarios para la causa del transporte público.
Al alcalde le pone enfermo cualquier iniciativa que lleve el sello de la Xunta. Es obvio. No le importa hacer el ridículo con tal de bloquear las ideas del gobierno autonómico, aunque vengan respaldadas por mejoras en la calidad de vida y por las partidas presupuestarias correspondientes. 
Hay más de cuatro millones de viajeros potenciales esperando a que el alcalde levante el pulgar. Ya que hay una administración dispuesta a destinar 3,6 millones de euros a pagar seis millones de viajes de transporte metropolitano, que deje correr el aire. 
Ya que le niega a los jóvenes coruñeses la Tarxeta Xove, que permite viajar gratis a 11.000 menores de 19 años, al menos que se haga a un lado y deje que alguien tire de esta ciudad antes de que sea demasiado tarde. Si el alcalde del hortelano no quiere comer, allá él. Que no coma. Pero al menos que deje comer a los 250.000 coruñeses que no han hecho nada para merecer esto.

El perro del hortelano

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