LA IGLESIA DE LOS POBRES

Llega a mis manos, gracias a la amabilidad de un servidor de la Iglesia y un hombre comprometido con los valores cristianos y la solidaridad, un libro interesante sobre ciertos valores, actualmente en desuso, como la esperanza, la utopía, la fraternidad o la espiritualidad. Como creyente, aunque no muy practicante como desearía, me reconforta recordar que el espíritu del Antiguo Testamento  y más concretamente en el libro del  “Éxodo”, se prohíben la opresión de forasteros… , así como los préstamos con interés subido y las hipotecas sociales sobre bienes necesarios para la vida.
Han transcurrido más de dos milenios y continúa, en nuestra sociedad, el racismo, la xenofobia y los abusos bancarios, cláusulas abusivas, los usureros y los desahucios. También, en los últimos tiempos, la Iglesia de los pobres está cada vez más presente. Basta recordar a Juan XXIII y a Juan Pablo II o bien actualmente al papa Francisco. “Cuando la Iglesia pronuncia su palabra y encamina su acción para eliminar las causas de la pobreza, cumple su misión”.
Por suerte cada vez somos más los creyentes que vemos a la luz de la fe, como un escándalo y una contradicción con el ser cristiano, la creciente brecha entre ricos y pobres. El lujo de unos pocos se convierte en insulto contra la miseria de las grandes masas. La Iglesia actual tendría que profundizar más en las raíces de la ilusión, la esperanza, de la libertad, de la solidaridad frente a la intolerancia, la deshonestidad, la hipocresía y las causas injustas que nos llevan a las desigualdades sociales, de las que todos somos responsables por nuestra inseguridad y la perdida de valores.

LA IGLESIA DE LOS POBRES

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