Importancia del idioma

Como se sabe, el territorio, el país y la lengua son los tres factores más importantes para la identificación de un pueblo o comunidad política. “La lengua es el alma de un país y merece todas las atenciones”, dice Mercé Rodoreda.
Reconociendo, pues, que el idioma propio es una prueba inequívoca de la identidad de un pueblo y que, por ello, merece ser protegido y defendido, es lo cierto que cuando ese pueblo, además de su propio idioma, disfruta de otro de más largo alcance y extensión, tanto científica como técnica y territorial y con difusión a nivel internacional, parece urgente y necesario defenderlo y cumplir su implantación a nivel mundial, máxime cuando la principal cualidad y característica de un idioma es la de servir de vehículo de comunicación entre las personas y los pueblos.
No sólo por razones sentimentales, sino, también, por razones prácticas y en el mundo globalizado que vivimos, es aconsejable la enseñanza y aprendizaje de idiomas que tengan mayor difusión e influencia social en el mundo.
Pese a la indiscutible importancia y extensión de nuestra lengua a nivel internacional, es cierto que en España está sufriendo un notable descenso, como lo prueba que en Baleares se podrán dar las clases en su integridad en catalán y en Cataluña, el Gobierno central se confiesa incapaz de que se utilice el español en la enseñanza, así como ya viene haciéndose en la publicidad y anuncios comerciales, sin olvidar el efecto contagio que este hecho está produciendo en otras comunidades españolas como ocurre con Aragón y Valencia.
Como prueba de la importancia de nuestro idioma, a nivel mundial, puede decirse que nuestra lengua cuenta con 500 millones de hablantes nativos y un total de 590 millones. Es, en la actualidad, la más importante de las lenguas internacionales junto con el inglés.
Como dice Jürgen Leonhardt, “sin el latín no se podrán comprender los 3.000 años de historia que vieron el nacimiento del Imperio Romano, el triunfo del cristianismo y la confirmación de la identidad de Occidente”.
En lo que se refiere a España, en 1492 Antonio de Nebrija afirmaba que “la lengua es la compañera inseparable del Imperio” y publica su Gramática de la Lengua Castellana, la primera gramática escrita en una lengua vulgar europea. Esta importante aportación convirtió al castellano en la primera lengua culta de Europa, tras el griego y el latín, sentando precedente a las demás.
Defender la lengua española como un tesoro no solo nacional, sino internacional no es incompatible con la defensa de las lenguas vernáculas o autóctonas, que enriquecen el plurilingüismo de nuestro país; pero el horizonte cultural solo se ensancha y extiende siempre que el vehículo de comunicación sea el de mayor alcance y extensión posibles. Por ello, podemos afirmar que defender lo propio es nuestra primera obligación; pero reconocer y fomentar lo que sirve para extender nuestra cultura y progreso más allá de nuestras fronteras es también un deber patriótico y esencial.

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