Grandilocuencia

Botes, tazas, carpetas, mochilas, fundas nórdicas, lápices, etc. El mundo convertido en mensajes, frases grandilocuentes vacías de contenido y contexto ahora gravadas para vender, para sobrevalorar el objeto. En esto se han convertido las tiendas de regalo, en el soporte de una educación solitaria, de una distinción incomunicada. 
Frases como: “Tú eres capaz de hacer cosas maravillosas”, grabadas en una carpeta parece que quieren distinguir al que es capaz de comprarla. ¿Alguien se imagina una casa rodeada por estas obsesiones grandilocuentes? Este superego creciendo en una ciénaga. Esas frases que van careciendo de sentido conforme convives con ellas, se van deformando, haciéndose extravagantes. 
Una funda nórdica que diga allí donde quedan los pies: “Compartida, la vida es mucho mejor”. Mañana, noche, bombardeando tu ideario, tu escaso ideario. “Superpoderes para decirle adiós al desorden”, “melenas al viento y a vivir el momento”. 
Frases maltrechas, hechas y desechas en el cerebro que se está formando de un niño o una niña, compradas por sus padres con toda su buena intención. O esta otra, “Hoy me siento exageradamente guapa” disparan la deformación del espejo en el callejón del Gato. Las frases son las canciones en un pendrive ciego donde se cogen retales de la realidad, canciones sin raíz, el disparate del fraccionamiento. Lo de menos es lo que lleva la carpeta, lo que contiene la taza; el objeto distingue por sí mismo. 
Dotan al que lo lleva de un equívoco maravilloso y distinguido: “Sueña en grande y pasaran cosas gigantes”. Cómo no estar condenado a una recuperación con pastillas ante tanta frase gigantesca, cómo no sentirse disminuido, empequeñecido; yo no soy gigante porque no me he atrevido a soñar a lo grande. Nadie me enseñó a soñar a lo grande y ahora me lo recuerda mi taza de desayuno, mi filósofo  lápiz o mi poética mochila. 
¿Qué harán entonces para recoger todo el amor que se dejan en el camino? Pedir ayuda a los médicos, aplastados como están por el peso de la grandilocuencia consumista.

Grandilocuencia

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