SIN MÉDICO Y SIN PENSIÓN

Si continúa la inconsciencia, a las personas que hoy tienen 45 años, están trabajando y cotizan a la Seguridad Social, cuando les llegue la edad de jubilación es probable que cobren algo de pensión, pero no lo que ahora calculan, sino una especie de limosna de 600 o 500 euros mensuales, con los que posiblemente podrán desayunar, pero no les llegará para hacer tres comidas diarias.
Mientras el fondo de pensiones se acerca a la bancarrota, alguno de los candidatos que se disponen a sacrificarse por nuestra felicidad, a poco que les votemos el 26 de junio, anuncian que, si los elegimos, nadie tendrá que preocuparse de pagar el recibo de la luz o la calefacción, si no le llega el dinero, porque allí estarán ellos para abonarlo. Naturalmente, no con su dinero, sino con el nuestro, el de todos los contribuyentes. Entre un tipo cenizo como yo, que ejerce de Casandra y anuncia las malas cosas que van a ocurrir, y otro tipo optimista que anuncia barra libre en el gas y en la electricidad, el que cae simpático es el pródigo.
Otro de los candidatos mostraba un gran entusiasmo por la sanidad universal. Un ser humano es un ser humano, y, si necesita un médico para la gripe, se le proporciona, faltaría más, lo cual es loable, pero la sanidad española está con un déficit endémico, del que no sale, y falta dinero y comienzan a faltar medios. Cuando a alguien le tienen que intervenir quirúrgicamente de algo grave, y le citan para dentro de tres meses, no es que el cirujano sea un asesino que desee que la gente se vaya muriendo para no tener que operar, sino que hay los quirófanos que hay, los cirujanos que están y la demanda que existe. Y eso no se arregla informando al mundo de que todo el que pase por España puede dar a luz u operarse de un quiste. Bueno, pues el que espera con angustia a que le operan votará al que promete lo imposible y algo cierto: que cada vez las listas de espera crecerán más.

SIN MÉDICO Y SIN PENSIÓN

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