La sombra del CNI es muy, muy alargada

el sábado, en la fiesta en la residencia del embajador que celebraba en Madrid el día nacional de Francia, sorprendía ver en el lugar de honor también al director del Centro Nacional de Inteligencia, general Félix Sanz Roldán, cantando, con los demás, La Marsellesa. Los periodistas que por allí pululábamos nos acercamos después al jefe de los servicios secretos, estelarmente aparecido en la balconada de la magnífica mansión que ahora ocupa el diplomático Yves Saint-Geours. ¿Qué hacía allí, con una presencia tan destacada el director de ‘La Casa’? La pregunta era pertinente cuando la figura de Sanz Roldán está, de refilón, en todos los medios de comunicación que hablan y no cesan de las posibles repercusiones que el ‘caso Corinna’ pueda tener.
Claro que Sanz Roldán no hizo grandes revelaciones, más allá, claro, de ratificar su enemistoso y hostil desdén por la aventurera que amenaza, con sus aliados policías corruptos nada menos que el equilibrio del Estado. Los periódicos de este domingo hablaban sobre la falsa princesa y sus presuntas declaraciones grabadas. Ni un desmentido a las revelaciones que iniciaron dos periódicos digitales y han seguido casi todos los medios. Si el Gobierno cree, le comenté a un representante gubernamental del ‘segundo escalón’, que tratando de minimizar las presuntas andanzas del Rey emérito porque, como dijo la portavoz Celáa, son cosas del pasado que “afortunadamente” no afectan al Monarca actual, está por completo equivocado.
Mucho me temo que no podrá el Ejecutivo de Sánchez hacer la vista gorda ante la petición de Podemos para crear una comisión parlamentaria que investigue una trama en la que están, además de los nombres de Juan Carlos y Corinna, los de gentes tan poco recomendables, al parecer, como ciertos comisarios, algún ex empresario y uno o dos magnates del escándalo soterrado. Y quizá, dicen, hasta albergue alguna pugna periodística, aunque advierto que agradezco siempre las revelaciones que son ciertas, beneficien o no a los intereses del Estado y las publique quien las publique.
Porque es imprescindible, creo, “la transparencia ante todo”, que es una máxima que quizá debería hacer reflexionar a Pedro Sánchez cuando ahora ha decidido guardar en el cajón la lista de los beneficiados por aquella amnistía fiscal de Montoro,. A ver qué nos dice el presidente cuando, a finales de este mes, convoque al fin una rueda de prensa en La Moncloa de comienzo de vacaciones. Va a ser una comparecencia llena de temas sabrosos.
Sí puedo decir que Sanz Roldán manifiesta a quien le quiere oír que está “deseando” ir a testificar ante la comisión de secretos oficiales. Y, de paso, lanzar algunos desmentidos sobre presuntas desviaciones y comisiones que habría recibido el ex jefe del Estado.
Sí, el CNI sabe mucho de todo esto, porque Sanz Roldán se empeñó en una lucha tenaz contra la indeseable amante del Rey y contra el nefasto comisario, y se vengan difundiendo versiones que tendrían, ante una comisión parlamentaria y ante la Fiscalía, que probar. A este respecto, son ya muchos los que recuerdan que otra mujer, Soraya Sáenz de Santamaría, era quien controlaba los servicios secretos en el Gobierno de Rajoy. No faltará quien, en los últimos días de la absurda campaña interna para ocupar la presidencia del PP, pregunte a SSdeS más sobre el caso que lleva el magistrado Diego de Egea que sobre ese vídeo anónimo que ha enlodado la campaña.
Porque, claro, no han faltado seguidores del vicesecretario y diputado por Avila que anden por ahí enumerando, en cenáculos y mentideros, las responsabilidades que la ex vicepresidenta tuvo en el Gobierno de ese Rajoy que este viernes se despedirá definitivamente de la vida pública. Tras haber logrado disimular, en lo posible, los flecos de los escándalos que ahí siguen, como el dinosaurio de Monterroso, amenazando con devorarlo todo, todo. A este paso, hasta el congreso del PP. Hasta al Gobierno de Pedro Sánchez, como se descuide.

La sombra del CNI es muy, muy alargada

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