La poca credibilidad que da la falta de concreción

los gallegos estamos demasiado curtido en eso de las grandes obras. Nos acordamos de las autovías, esas que terminaron por llegar, pero después de lustros de retraso. O de la Autopista del Atlántico, que una vez que cubrió los tramos rentables, durmió el sueño de los justos durante decenios. Y, por supuesto, de ese AVE que comenzó a fraguarse en tiempos de Cuiña y que, con un poco de suerte, terminaremos pudiendo usar en 2020 o 2021 (o, en el peor de los casos, antes de 2025). 
Por eso, cada vez que un alto cargo del Gobierno central viene hasta aquí y nos habla de plazos que se cumplen, se nos ponen las orejas de punta y se nos tuerce el colmillo. Lo curioso es que la encargada de disipar las dudas esta vez fue la presidenta del Adif, la gallega Isabel Pardo de Vera, y, ni siendo paisana, consiguió calmar los ánimos y que sus interlocutores se lo creyeran del todo. A estas dudas no ayuda la falta de concreción. Hay que tener en cuenta que jamás se habla de una fecha concreta, todo el mundo se limita a decir que se cumplirán los plazos sin explicar cuáles son. Sería mucho más fácil que esta mujer afirmara que el 3 de abril de 2020 estaría todo en marcha y punto.
Pero es que, además, mintió al asegurar que la conexión ferroviaria con Punta Langosteira la tiene que pagar la Autoridad Portuaria coruñesa. Lo que no ayuda a dar credibilidad a su mensaje tranquilizador. El 18 de abril de 201, siendo ella directora de Construcción y Explotación del Adif, se firmó un protocolo entre el Ministerio de Fomento y el Puerto en el que se recoge que la ejecución del enlace ferroviario se realizará al margen de la Autoridad Portuaria coruñesa. Más claro agua. Como para fiarnos de que el AVE llegará en plazo.

La poca credibilidad que da la falta de concreción

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