Votarlos o botalos

Después de una semana con el balcón cerrado, puesto que anduve por Teruel preparándome para lo que se nos viene encima de aquí hasta el domingo 28, fiesta de Santa Valeria y día de gozo y sollozos para el personal, según el resultado final de las elecciones. 

Así pues, desde hoy, y hasta esa fecha, les invito a reflexionar si hay que votarlos o –ahora en galego– “hai que botalos”. Así que a pensar en eso y a seguir muy atentos a lo que dicen los “postulantes”. 

Les ayudaré a repensar lo que dicen, a recordar lo que hicieron y a repasar lo que nos prometen. Todo empezó con los reclamos que nos saludan desde las farolas y las paredes o nos martillean en debates, entrevistas, soflamas, etc. 

Ya conocen que los expertos nos hablan de dos sectores: la derecha, que ahora son tres, y la izquierda, que, como siempre, anda dividida mirándose de reojo. Empezaremos hoy por el llamado trío de Colón. Tenemos, por ejemplo, las famosas declaraciones del portavoz de Vox afirmando que los ricos están discriminados en España y, por eso, en Andalucía disfrutarán de una “bajaba masiva de los impuestos”

Las teorías del Partido Popular son muy curiosas: incluir a los no nacidos a la hora de hacer las cuentas y no dejar morir en paz a nadie. En medio, pues, de la educación de los que andan en pantalón corto, la medicina para jóvenes y ancianos, el salario de los trabajadores y el vivir decentemente si eres un jubilado, de todo eso que lo arregle el mercado. 

También destaca su afición al tamaño de las banderas y se lía con el salario mínimo. Y además resucita a Aznar…

No se entiende muy bien el “vamos” que desde los carteles nos lanza el señor Rivera. Y es que les falta un complemento que ya han ampliado muchos ciudadanos con mucha gracia. Pero el problema, por ahora, es que sus dos temas son la identidad nacional y el combate a los separatistas catalanes.

El jefe de Vox se nos fue a Covadonga para resucitar a don Pelayo mientras expertos investigadores en la Edad Media aseguran que la idea de la Reconquista es una manipulación que ya usaba el franquismo y ahora el posfranquismo. 

Aseguran, por ejemplo, que la batalla de Covadonga nunca existió. Y es que nos tomaron el pelo con la barca de piedra y el caballo blanco. El próximo jueves, desde este mismo balcón echaremos un vistazo a la izquierda.

Votarlos o botalos

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