El gallego, legado inmaterial de abuelos a nietos

El gallego, legado inmaterial de abuelos a nietos
los especialistas destacan el papel de las personas de edad en la difusión de los recursos expresivos gallego entre los más jóvenes efe/brais lorenzo

El vocabulario de los gallegos se enriquece día tras día con nuevas palabras y expresiones que hace dos generaciones eran inimaginables. Hoy son los abuelos los que preguntan a sus nietos que es eso de “smartphone”, “feeling”, “estar pelado de pasta” o ir a echar una partida de “paintball”.
Sin embargo, todavía son los abuelos los que tienen que explicarles que es eso de “botar a lingua a pacer” o “encher o ollo”.
El gallego es la lengua propia de Galicia, cooficial en cuanto a uso con el español y que, según la Real Academia, ocupa en número de hablantes el puesto 160 entre las 5.500 lenguas del mundo, siendo usado por más personas que algunas lenguas oficiales de Estados como el eslovaco, esloveno, maltés o islandés, además de tener un gran patrimonio en lo que a fraseología se refiere, así como a léxico tradicional.
La fraseología es “una parcela del léxico de las lenguas, que frente a buena parte del vocabulario, se caracteriza por su motivación”, explica María Álvarez de la Granja, del Instituto da Lingua Galega (Universidad de Santiago de Compostela).
Esto quiere decir que mientras “no hay nada que explique por qué a lo que viene después del brazo se le llama mano”, sí que hay “una motivación detrás del uso de ‘longo como un día sen pan”, por ejemplo.
Pasen los años que pasen sigue dando seguridad reconducir una negociación con eso de “amiguiños sí, pero a vaquiña polo que vale”, o invitar a un amigo a “ir de ruada o torreiro”, aunque las verbenas en los campos de fiestas tradicionales también están cada vez menos concurridas, quizás porque la crisis hace que los jóvenes “non teñan nin can nin cadela”.

aislamiento
Con todo, el paso del tiempo sí que ha conseguido que buena parte de estas expresiones hayan quedado aisladas de la forma de hablar cotidiana.
“Es evidente que muchos de los referentes en los que se basa la fraseología gallega de nuestros mayores se sitúa en el campo, las tareas agrícolas, ganaderas y en el mar”, señala Álvarez, pero también es verdad que “con los cambios socio-económicos que se produjeron en las últimas décadas, algunos de tales refranes dejan de tener sentido para la gente más joven”.
Pese a todo, añade, esto “no implica necesariamente el olvido de expresiones, pero con toda probabilidad sí contribuye”.
Otro de los ámbitos a los que se vincula el léxico tradicional es a los juegos. Ahora, los “pinchacarneiros” han quedado sustituidos por meras volteretas.
En este sentido, Lois Pardo, uno de los que fuera fundador de Brinquedia, Rede Galega do Xogo Tradicional, y actualmente miembro de la Fundación Laya para la Promoción del Patrimonio Lúdico, opina que para mantener esa importante parte de la cultura gallega es necesaria “una apuesta piramidal de las administraciones” en relación a la inmersión lingüística.
Pero también subraya la importancia de que “la gente mayor se quite complejos y utilice el gallego en la educación de sus hijos y nietos”, tanto en lo que se refiere estrictamente a cuestiones lingüísticas como respecto a todo lo aparejado a la tradición.
Así, cuando le digan a los más jóvenes “outra vaca vai no millo” ellos sabrán que se refieren a que algo se repite, podrán utilizar eso de “morre a burra e quen a tangue” para un largo periodo de tiempo, o “é igual Xan que Pelincán” en lugar del dicho español “tanto monta, monta tanto”.
Y es que la pérdida de estas expresiones no es exclusiva del gallego, aunque en el caso de este idioma “no solo van quedando atrás expresiones que van perdiendo motivación”, sino otras “que no coinciden con el castellano y que cada vez escuchamos menos en boca de los jóvenes”, como “botar a lingua a pacer”, abunda Álvarez.

docentes
Entra en juego, pues, “la castellanización del gallego”. En otros casos, “la escuela puede ser una buena transmisora de vocabulario” pero su papel como transmisora de fraseología es menor porque buena parte de estos dichos “se aprenden casi en exclusiva a través de la conversación cotidiana y coloquial”.
Así, era en el encuentro en tabernas, dicen los más mayores, donde se pedía “un neto de viño”, una medida que ahora apenas se utiliza. La “ola” (16 litros) o el “moio” (ocho olas, 128 litros) son medidas que también están cayendo en desuso y que tenían su representación en dichos.
Pero, ante esta situación, ¿por dónde pasa la recuperación y mantenimiento de estas expresiones? Álvarez apunta, por un lado, hacía su recuperación en las escuelas. De hecho, existen algunos proyectos en este sentido, como “la aplicación didáctica que acompaña el diccionario de fraseología ‘Así falan os galegos. Fraseoloxía da ligua galega’ de Rosario Soto Arias y Carme López Taboada”.
O los recursos colgados en la web y actividades como las de galego.eu, “sin olvidar artículos de investigación centrados en la enseñanza de refranes publicados en la revista ‘Cadernos de fraseoloxía galega’”, agrega.
Con todo, es fundamental que “la fraseología se aprenda en uso, en acción, y por tal motivo son también muy importantes los medios de comunicación, los dibujos animados, las películas, la publicidad “y frenar la creciente “desgalleguización” de la población, ya que si los padres no les hablan gallego a sus hijos estos solo aprenderán en la escuela.
Además de, en esta ocasión, destacar su fraseología y su vocabulario más tradicional, esta lengua romance con identidad tiene más que demostrada su pertinencia en la literatura, el audiovisual y la cultura en general, además de en la ciencia, la educación, los medios de comunicación o cualquier otro ámbito.

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