Las solicitudes para convertir bajos comerciales en viviendas se dispararon este año

Las solicitudes para convertir bajos comerciales en viviendas se dispararon este año
Miguel Cabana, en la terraza de su bajo junto a la plaza de Juan Manuel Iglesias Mato | patricia g. fraga

Es fácil recorrer cualquier calle de A Coruña y encontrar con un bajo comercial con el cartel de alquilar que lleva cerrado varios años. La crisis económica y la venta a través de internet provoca un descenso en la demanda de los comercios tradicionales. El resultado es que los dueños deciden transformarlos en vivienda: según datos de Urbanismo, en 2019 se concedieron cinco licencias en seis meses. En 2020 hubo, por el momento 18 pero los arquitectos consultados esperan que el número de este tipo de obras se dispare el año que viene.

Desde la empresa EnReforma, Alberto Faraldo reconoce que no es sencillo: “La última palabra la tiene el Ayuntamiento y no lo pone fácil”. Este no ha otorgado ni en 2019 ni en 2020 ninguna licencia en la zona Pepri, que engloba la Pescadería y la Ciudad Vieja. Además, el proceso tarda aproximadamente un año.

Carmen Armada, antigua profesora de Arquitectura Legal, reconoce que las obras en sí no requieren tanto: “Levantar unos tabiques, abrir unos huecos...”. Pero si a nivel técnico no es complicado, a nivel legal, una obra de este tipo implica mucha documentación. “A todos los efectos, es como si construyeses una vivienda nueva, y tiene que cumplir con todos sus requisitos”, advierte. Por ejemplo, muchas veces los locales comerciales no tienen la altura libre necesaria (2,5 metros) la superficie adecuada, la ventilación, la iluminación. Todo eso implica modificaciones en escritura. “Lo hace todo lioso, porque hay mucha más tramitación”, explica la arquitecta.

Sin salida

La historia que le cuentan los dueños de los bajos a los arquitectos es siempre la misma: “Tengo este local cerrado y veo difícil ponerlo en alquiler. Una vivienda tiene una salida mucha más rápida”. Sobre todo en un momento en el que el precio de la vivienda está tan alto en toda la ciudad .

La vivienda en bajo es la solución, una vez se libra el escollo de la tramitación. Pero otro arquitecto señala la importancia que tiene la orientación ”Tiene que estar orientado al exterior, con un ancho de fachada. Por eso los bajos más interesantes son los que están en la esquina”,

El valor de una vivienda en bajo es muy variable, depende  de los metros cuadrados, de los materiales, de la superficie de iluminación, pero el precio oscila entre los 80.000 y los 300.000 euros.

Su principal atractivo es la accesibilidad, sin ascensor ni escaleras, que permite al residente una conexión con la calle que no se puede obtener en un piso elevado. Pero Armada advierte: las ciudades en el fondo están pensadas para tener vida en sus calles, una vida que les ofrecen los comercios y otros negocios, y un uso excesivo convertiría calles enteras en dormitorios.

Las solicitudes para convertir bajos comerciales en viviendas se dispararon este año

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