Con esmoquin y de largo para desfilar unas horas entre conejos de Flandes

Con esmoquin y de largo para desfilar unas horas entre conejos de Flandes
Unos enormes conejos fueron las estrellas de la feria ganadera que tuvo lugar en el recinto de Bellavista, donde tampoco faltaron otros animales como los cochinillos o el pulpo quintana

La Feria de Año Nuevo mezcla listas y lunares, tacones de vértigo y zapatillas, los discos de Juan Pardo y los personajes de Bob Esponja. La capital brigantina vuelve a ser el lugar elegido por cientos de jóvenes para alargar la fiesta de Nochevieja y dulcificar con churros y chocolate las primeras horas de 2013. Pocos mercados en el mundo tientan a clientes tan dispares como el del 1 de enero en Betanzos.

Los esmóquines y los vestidos desfilan entre cerdos, vacas y caballos para crear un escenario de surrealisno que ni las pasarelas de Roma, Nueva York o París.

La escena se repite cada doce meses en O Campo, donde ellas se lanzan a las zapatillas, y en Bellavista, donde ellos regatean por un marrano o por un conejo de Flandes. “Estos dos nos costaron veinte euros, pero había unos enormes mucho más caros...”, comenta un joven al que aún le quedan ganas y cuerpo para otro par de cervezas en Os Soportais.

“O pulpo está bó, pero o viño máis”, proclama otro al tiempo que trata de esquivar los coches en la carretera de Castilla.

 

Crisis

La lluvia y la crisis restan público a la cita betanceira que, como en los últimos años, se cierra con menos vendedores y más juerga que en un mercado normal, las mismas tradición y excepcionalidad e idénticas estampas que cada Año Nuevo.

Así, aquellos a los que los betanceiros se refieren como “os da noite” ganan por goleada a los feriantes de toda la vida, y aumentan los comerciantes y productores que se apuntan a cerrar y recuperarse de los excesos de las celebraciones navideñas, adelantar las ventas un par de días o aplazarlas hasta el 16.

Hace treinta años, el 1 de enero era, con Todos los Santos y el Primeiro de Maio, una de las mejores ferias para el comercio local, pero entonces no había televisión ni Anne Igartiburu desde la Puerta del Sol. Pero entonces, los clientes iban de abrigo, no de traje y corbata, minifalda y tacón de aguja, y habían cumplido los 30 o los 40 años, y no solo 14.

“Estuvimos en Melide y ahora tocaba Betanzos”. Alguna ha atravesado media provincia para recibir el 2013. En los coches, la radio a todo volumen, y en las paradas de taxi y de autobús, caras de cansancio antes de regresar a Ferrol o A Coruña.

Con esmoquin y de largo para desfilar unas horas entre conejos de Flandes

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