El homenaje a un prócer coruñés

El homenaje a un prócer coruñés

La idea de levantar un monumento dedicado a Eusebio da Guarda, en la actual plaza de Pontevedra surge el 2 de abril de 1890 a iniciativa del alcalde de la ciudad, José Marchesi Dalmau, como un agradecimiento del pueblo coruñés a tan preclaro hijo de la misma. Para realizarla, se lleva a efecto una suscripción popular, que tuvo una desigual aceptación en el pueblo, pero que encontró una buena acogida en la mayoría de la población. Se recolectó la cantidad de 23.046,23 pesetas, incluidos los intereses abonados por la cuenta abierta en la entidad del Crédito Gallego. 
La obra quedó encargada el 8 de junio de 1890 al escultor madrileño Elías Martín y Riesco, alzándose la misma en bronce frente al instituto de Segunda Enseñanza, dentro de los jardines allí ubicados. La fundición se haría en la empresa Francisco Masriera y Cía de Barcelona.
La eximia doña Emilia Pardo Bazán ya había ensalzado públicamente las bondades de Eusebio da Guarda. Así en 1882, le envía una carta de agradecimiento, que se haya en poder de Huberto Romero, legado de su padre Evaristo Romero Banet, que dice lo siguiente: “La riqueza es una fuerza social. Felices los pueblos donde el rico entiende cuan debería para con la colectividad, del modo que los ha entendido y practicado don Eusebio da Guarda para socorrer al pobre que recurre al que realiza obras de arte o de utilidad pública, abrir un templo para la enseñanza, lo mejor acaecido, adelantar los siglos futuros, aquello con que la cultura, no será una edificación sobre las naciones y los pueblos. Saludos al mejor Patricio”. Está firmada por doña Emilia Pardo Bazán y se cree datada sobre el año de 1882 como aproximada e inédita en su contenido.

entrega
Este monumento histórico –ya que es la estatua la más antigua de la ciudad si excluimos las fuentes más significativas, de la Fama, Neptuno y el Deseo, esta última costeada quizás también por el propio patricio coruñés– representa al señor Eusebio da Guarda en una clara actitud de hacer entrega del edificio del Instituto al Ayuntamiento, en representación de la ciudad de La Coruña. Sostiene en su mano izquierda el acta envuelta por la cual había adquirido el compromiso de sufragar la construcción de dicho instituto, mientras que su índice de la mano derecha señala al edificio que se halla a su espalda y viene a constituir el cumplimiento de su promesa. Todo el busto es de bronce magníficamente elaborado y finalizado.
El primitivo pedestal era obra del arquitecto Faustino Domínguez Coumes-Gay, realizado en mármol rojo de Ereño (Bilbao) y fabricado por el marmolista coruñés Baltasar Escudero bajo los planos diseñados por el propio arquitecto. En su parte frontal se colocaría una placa de bronce fundida en los talleres de Miguel M. Ortiz, en la que se podía leer la siguiente inscripción: “A Eusebio da Guarda. El pueblo de La Coruña. MDCCCXCI”.
La comisión organizadora señala el día 28 de junio de 1891 como acto de su inauguración, al cual por modestia, no acudió Eusebio da Guarda, a quien no le gustaban los fastos en su honor. Sí asistieron la directiva de la Reunión Recreativa e Instructiva de Artesanos; el alcalde de la ciudad, José Marchesi Dalmau; el entonces director del Instituto de Segunda Enseñanza José Pérez Ballesteros; y el gobernador civil de la provincia, Aureliano Linares Rivas. 
El histórico pedestal del monumento desaparece cuando se realiza el actual templete que se puede contemplar y que data de 1953. Es en la sesión plenaria del 28 de abril de aquel año donde se trata el monumento a Eusebio da Guarda, proyecto redactado por los técnicos municipales y cuyo importe ascendía a 24.958,09 pesetas. Se preveía su construcción con piedra procedente del monte de San Pedro. 
El pleno del 25 de noviembre del mismo año, el Ayuntamiento reconoce a favor de Elisardo Canabal Márquez un crédito global por diversas obras realizadas para el municipio de 413.673,95 pesetas, entre cuyas partidas, según las certificaciones admitidas por los técnicos municipales, se hallaban la construcción del monumento al mariscal Carmona en la plaza de Portugal y el templete de Eusebio da Guarda en la plaza de Pontevedra; aquella deuda ascendía a 20.748,13 pesetas, cantidad necesaria para realizar esta nueva impronta arquitectónica sobre la que quedaría la histórica estatua de bronce de don Eusebio da Guarda.
La distancia entre el primer monumento y el actual supone haber recorrido 36 metros desde su primitivo emplazamiento al que ahora ocupa en la plaza de Pontevedra. Su pedestal nada tiene que ver el actual con el primitivo de Faustino Domínguez Coumes-Gay, cuyos materiales no fueron reutilizados, sino desechados en su totalidad a excepción de la propia estatua de don Eusebio da Guarda.
En la actualidad, el pedestal donde se asienta la esfinge de Eusebio da Guarda es de granito rosa pulido y alrededor de la misma se alzan seis imponentes columnas de granito coronadas por medio arco del mismo material, de estilo dórico, que se asientan sobre otra base también granítica de forma cuadrada, a la que se accede mediante una ligera escalinata de tres peldaños, que la recorre en su totalidad. Al frente de la misma reza esta inscripción: “La Coruña a Don Eusebio da Guarda”. 
Este monumento denota falta de cuidados y carece de la mayoría de sus letras de bronce, al igual que acontece con el resto de los monumentos de la ciudad. Se observa, como en los demás, un absoluto abandono por parte de los organismos competentes para mantenerlo en las mejores condiciones y a su vez hacer honor a los próceres coruñeses que han engrandecido a la ciudad con su patrimonio y desvelos. n

El homenaje a un prócer coruñés

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