Una masa de militantes impide a Lula que abandone su sindicato para entregarse a la Policía

Una masa de militantes impide a Lula que abandone 
su sindicato para 
entregarse a la Policía
Lula pronuncia su discurso a hombros de sus simpatizantes | RICARDO STUCKERT (efe)

El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva intentaba, al cierre de esta edición, salir del sindicato en el que permanece desde el jueves para entregarse a la Policía, pero decenas de militantes bloquearon los portones y lo impidieron.

El exmandatario, junto a su abogado, iba en un automóvil que se disponía a abandonar la sede del Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo, su cuna política, pero masa humana no le permitió moverse, por lo que se vio obligado a salir del vehículo y dirigirse nuevamente al interior del edificio.

La multitud que desde el jueves pasado rodeó el edificio se ha ido reduciendo desde que Lula anunció que se entregará para comenzar a cumplir la pena de doce años de cárcel que le impuso la Justicia por corrupción, pero aún permanecían en los alrededores varios cientos de personas.


Decenas de ellas se agolparon a las puertas del estacionamiento del sindicato y, en medio de muchos empujones con los responsables de la seguridad de Lula, impidieron la salida del coche.
En las cercanías del edificio, se encontraban varias camionetas que, al parecer, son de la Policía Federal, que serían encargadas de custodiar al exmandatario hasta el lugar donde se concretará su entrega, que aún no fue revelado.

En manos de la policía
En cualquier caso, una vez que Lula esté en manos de la Policía será trasladado a la ciudad de Curitiba, en el sur del país, donde le espera una celda de 15 metros cuadrados que fue preparada especialmente para él.
El auto de prisión contra Lula fue dictado el pasado jueves por el juez federal Sergio Moro, responsable de su caso y quien le dio de plazo para entregarse hasta las 22.00 horas del viernes.
Lula ignoró ese plazo y ayer, tras un acto junto a dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT) y de movimientos sociales, anunció su decisión de entregarse.

Con voz aguerrida, el más popular líder de la izquierda brasileña, advirtió a una militancia inconsolable que no detendrán sus ideas: “Cuantos más días me dejen preso, más Lulas van nacer”.
En el día “más indignante de su vida”, a punto de entrar en prisión, emocionó a su militancia, la misma que durante dos días se concentró a las puertas del sindicato para expresar su apoyo “al guerrero del pueblo brasileño”.

Una marea de camisetas rojas, muchas de ellas con el rostro estampado de Lula, ocuparon varias calles de esta localidad situada en el cinturón industrial de Sao Paulo para escuchar las últimas palabras de su líder antes del encarcelamiento.


Su militancia le pidió “resistencia”, pero Lula advirtió que “la muerte de un combatiente no para la revolución” y que seguirá soñando en “a través de la cabeza” de sus simpatizantes.


El mensaje caló fondo y dejó un mar de lágrimas. Sus seguidores digirieron entonces la noticia que él había dado minutos antes: iba a entregarse a las autoridades para cumplir su condena.
El extornero mecánico, de 72 años, escribió un nuevo capítulo en su intensa carrera política, que fue conocida mundialmente por sacar de la pobreza a 28 millones de personas en Brasil, pero que en los últimos años se vio empañada por varios escándalos.

“Esto es una injusticia, pero sus palabras me dan más fuerza para seguir luchando. Ahora hay millones de Lulas. Como él dijo, podrán detener a Lula, pero no sus ideas”, asegura entre lágrimas una joven de 23 años.

Una masa de militantes impide a Lula que abandone su sindicato para entregarse a la Policía

Te puede interesar