El ataque de Drake a la ciudad y su influencia en los niveles de población

El ataque de Drake a la ciudad  y su influencia en los niveles de población
Fotografía de archivo de la recreación y desembarco de la escuadra inglesa del cerco de 1589

Mayor Fernández Pita es más conocida en A Coruña como María Pita, nombre que pertenece a su hermanastra, María Pita, al igual que su madre, a cuya mujer, la literatura del siglo XIX la convirtió en heroína. Si esta no existiese habría que crear entonces algún otro mito para dar rienda suelta a las obras literarias que surgieron en aquel siglo.

Esta mujer tenía un carácter muy firme que le venía de familia, haciéndose valer del mismo para lograr sus fines. Ella se jactaba de haber hecho lo que los hombres de la ciudad no habían logrado, rechazar la invasión inglesa sobre en 1589, cuando la flota de Drake se presenta en aguas de la bahía para tomar la ciudad, en represalia por haber sido este el puerto base de la Flota Real de Felipe II en su singladura hacia las costas británicas, con la intención de invadir las islas. Pero los elementos se confabularon contra el monarca español y destrozaron a la Real Armada, que entonces se bautizó eufemísticamente como “La Armada Invencible”.

El temporal reinante en aquel verano de 1588 hizo zozobrar a la mayoría de los barcos y otros muchos que quedaron a la deriva y sin gobierno, al carecer de velamen o arboladura, e incluso menguada su tripulación por las bajas sufridas debido a los elementos. Los ingleses, cuando amainó aquel temporal, se dedicaron a la caza de los barcos españoles que todavía se mantenían a flote y en un precario estado. En solo unas pocas jornadas acabaron con la mayoría de ellos. Los que lograron evitar el tiro inglés, regresaron muy maltrechos de aquella catástrofe y buscaron refugio en diversos puertos del norte español, algunos de los cuales vendrían a A Coruña, eran los restos de  “La Armada Invencible”.

Venganza
Por este motivo, los ingleses, dolidos en su amor propio, prepararon una gran flota y la pusieron en la mar a comienzos de la primavera de 1589 y con ella se dirigieron a la ciudad, para castigarla por haber sido puerto de acogida y avituallamiento de la Armada de Felipe II durante un mes. Así, se presentaron en aguas herculinas en los primeros días de mayo.

Las iglesias parroquiales de Santa María y Santiago se ubicaban dentro de los propios muros de la ciudad, el resto de las órdenes religiosas acampaban fuera de dichos muros defensivos, como eran el convento de San Francisco, el de los Jesuitas y el de Dominicos.

Referencias
Como se indica en la obra de Ruiz Almansa. “La población de Galicia de 1500-1945”, la ciudad coruñesa contaba sobre 1585 “de 600 vecinos, está situada junto al mar y a la orilla de un río que tiene allí su desembocadura (en otro lugar se le asigna 2000 vecinos y en otro 1500). Está en llano, en un arenal que casi es isla, puesto que la cerca el mar, salvo por una parte. Tiene buena fortaleza y es llave de Galicia. Buenos molinos de viento. Hasta Betanzos hay tres leguas de viñas y huertas”.

Era, por tanto, una de las ciudades más nombradas de España. Su puerto era uno de los mejores de la cristiandad y la llave del Reino. Tenía gran escala de navíos y jamás faltaban carracas y urcas de todas las naciones con mercancías, pues viniendo de Francia, Flandes y otras partes de por allí, no dejaban de tocar aquí.

“Antes de la ciudad de Betanzos está la ría del Pasaje donde se encuentran las más hermosas y mejores ostras, aunque no en tanta cantidad como en Carril y Rianxo”, citaba el libro.

Siendo tan importante en este periodo que nos ocupa, como iban los ingleses a pasar por alto el no atacar dicho puerto y ciudad, si por entonces, la parte que daba al mar no tenía fortificación, tan solo contaba con ella en una parte de la ciudad. La batería del Malvecín y el fuerte de San Antón era lo único que guarnecía la entrada a la bahía y fondeadero de los barcos.

De esta manera, los ingleses sabían que A Coruña era uno de los principales puertos del rey y si atacaban dicha ciudad podían lograr un jugoso botín de guerra, que era lo que perseguía Drake como pirata que había sido y que todavía se consideraba, pese a tener el título de “sir” otorgado por la reina de Inglaterra, en mérito de sus servicios a la corona inglesa. Pero en esta empresa se debió olvidar del encargo realengo que la reina le había transmitido y dejó a sus hombres al libre albedrío en sus correrías no solo en la Pescadería coruñesa, que pronto quedó en su poder, sino que se sintieron los amos de todo el coto de la comarca y en ellos asentaron sus reales armas al objeto de  obtener un suculento botín.

Sin órdenes de ataque
Más que atender la llamada de su reina para quitar a Felipe II una de sus mejores plazas, no fortificada, pero sí estratégica, de cara al comercio con las Indias e Inglaterra, cosa a lo que aspiraba aquella reina inglesa. Pero Drake no estaba por la labor y fracasó en el cometido de aquella empresa. Este fracaso a su vuelta le valió ser juzgado en Consejo de Guerra y apartado del servicio: no tenía la orden expresa de atacar esta ciudad.    

Ruiz Almansa decía que la población de la provincia en 1594 venía a ser de 3.962 vecinos, y los desglosa entre la ciudad y sus cotos de influencia. Por lo que en 1589 es muy posible que las cifras no fuesen inferiores a estas, sino todo lo contrario, ya que después de la intervención inglesa sobre la ciudad, al quedar la misma muy arruinada, muchas personas la abandonaron en busca de otro lugar seguro y con mejor futuro hasta que las Reales Cédulas de Felipe II surten el efecto deseado y la gente regresa a la ciudad.

El ataque de Drake a la ciudad y su influencia en los niveles de población

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