Los vecinos del número 13 de a calle Arenal, en Monte Alto, están hartos de los problemas que sufren debido a un edificio en obras que lleva abandonado años. El inmueble colinda con el suyo, y fue un caso más de un proyecto que se paraliza tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Durante años, han soportado con paciencia problemas de humedades y alimañas, pero ahora se añade el de unos gamberros que han hecho del lugar su patio de juegos. La presidenta de la comunidad, Marta Garrido, pidió al Ayuntamiento una solución, pero todavía no ha obtenido respuesta.
Ella misma fue víctima de una de las gamberradas de unos menores que sospecha que son alumnos de un colegio cercano, y que se cuelan dentro del inmueble, suben las escaleras de cemento y roban cualquier cosa aprovechando que entre el edificio en obras (que ocupa el número 15) y el 13 existen ventanas, que dan a este. Cuando los vecinos las abren para ventilar, ellos pueden robar cualquier objeto. “Ahora me da miedo tenerlo ventilado, y eso que aquí siempre hay mal olor”, se queja Garrido. Esta molestia proviene del ambiente húmedo y cerrado del patio interior, y de la basura acumulada en ella.
Hace unos años, los vecinos consiguieron que se tapiara el acceso a nivel de la calle, pero los jóvenes son capaces de trepar sin problemas por las cañerías.
Permanente litigio
Hace más de diez años que la comunidad mantiene un permanente litigio, mucho antes de que Garrido ocupara su puesto, y lo que quieren es la demolición del inmueble.
Su licencia de construcción caducó hace mucho, así que el inmueble está condenado. Pero el proceso es muy lento.