Historia de los emprendedores que escogieron A Coruña para hacer sus negocios

Historia de los emprendedores que escogieron A Coruña para hacer sus negocios

A Coruña es la ciudad donde nadie es forastero, y buena prueba de ello fueron la multitud de emprendedores que buscaron su oportunidad en la ciudad herculina.

José De Elexalde
Este empresario natural de Durango, llega a A Coruña, después de desempeñar el cargo de maestro de obras en la Granja de San Ildefonso y participar en las obras del Arsenal de Ferrol, así como del Camino Real desde Madrid. Abordaba todo tipo de obras y suministros, también fue empresario teatral en Santiago y A Coruña, pero se arruina en esta actividad. Levantaría diversos molinos de viento en esta ciudad para la molienda de granos, uno de los mismos lo hará en lo alto de Santa Margarita.


Su actividad más conocida será como asentista de cantería de la Torre de Hércules, trabajo que realiza a satisfacción del Ingeniero Director de la obra Eustaquio Giannini, entre 1788-1790. Interviene a su vez en la construcción de las denominadas Casas de Paredes, con fachada a la Marina, cuya iniciativa se desarrolla bajo los auspicios de diversos comerciantes de la ciudad.
Cuando Elexalde, levanta la casa de Agar y Leis, en el número uno de la calle Real, este se verá en pleito con el constructor al no pagar las obras que se realizaron, cuya demanda se verá en los tribunales entre 1784-1785, asimismo hará el empedrado de numerosas calles de la ciudad.

Felipe Elorz
Comerciante de Vitoria, su periplo en A Coruña da inicio en 1811. Será miembro de la sociedad Zufiria y Elorz. Estará ligado a los Marzal, como rentista y como pariente, con los cuales tendrá diversos conflictos por motivos de la herencia de su segunda esposa, María Rita Marzal. En los padrones que datan de 1819, figura domiciliado en el Orzán 139 y en la matrícula de 1830, como comerciante al por mayor.

La familia Marzal, le había dado suficientes poderes para que interviniese en todas las diligencias, liquidaciones de los negocios y cobros de deudas de la familia de Pedro Ventura Marzal y Serret. En 1815, su cuñado Pedro Ventura Marzal, le reclama 80.000 reales, por lo que se ve obligado a hipotecar la casa número 136 de la calle del Orzán, así como el lugar de Boedo, en San Cristóbal das Viñas, siendo su fiador Martín Torres Moreno. Tuvo que abonar a su cuñado por aquel litigio, casi 150.000 reales, por lo que necesitó realizar una nueva hipoteca, teniendo que empeñar su propio domicilio de la calle del Orzán 136, gracias al aval que el comerciante coruñés Andrés Muñíz hace. Pero las dificultades de Elorz, se agravan al disolverse la compañía Zufiria y Elorz. Finalmente, gracias a la herencia de su esposa María Rita Marzal, llegará a embolsarse 1.165.000 reales.

José Benito Español
Nace este emprendedor en A Guarda, perteneciente a la antigua provincia de Tui, donde fue edil municipal y alcalde. Ejercía la matrícula de comerciante al por mayor desde 1830. Se asentó como mercader en A Coruña y en cuya plaza se casa con Rosa Sarabia. Junto con otros socios monta una fábrica de cristales en los terrenos de la Provisión, propiedad de la familia Adalid, pero las diferencias entre los socios hacen fracasar esta industria, la cual desaparece en 1845. Llegaría a ser concejal y alcalde de A Coruña e invertirá su caudal en la compra de numerosas tierras que estarán repartidas por A Guarda, Tui, Ponteareas, Vigo o Redondela.

Jerónimo Estefanell y Gallup
Era natural de Cataluña y se establece primero en Sada como industrial de salazón. Después recala en A Coruña, situándose en el barrio de Santa Lucía, en la conocida como casa de Mato Formó en 1781 sociedad con Genaro Fontenla y más tarde incluyen en la misma a Esteban Cabezón, yerno de Fontenla.

Teresa Evia
Esta mujer estaba casada con Toribio Alonso y, a la muerte de su marido, ella se inscribe en la matrícula del comercio. Se dedicó a la venta al por mayor y menor, continuando con los negocios de su marido y emprendiendo otros, con el apoyo de Esteban Rodríguez Alonso.

Juan Nepomuceno Ezcurdía
Natural de Gijón, este comerciante se casa en A Coruña con Antonia Álvarez Tejera, también oriunda de Asturias y con vínculos en la alta burguesía militar. En 1812, figura como un destacado comerciante disponiendo de un almacén en la calle Real, y de otro en la barriada de Santa Lucía.

Más tarde le compra al marqués de Almeiras el almacén del Mayorazgo, situado en la calle Angosta de San Andrés, que tenía a su vez entrada por la calle del Orzán. Nepomuceno se dedicó a la importación y exportación.

Estaba en posesión de las fragatas “Vicenta” y “Antonia” así como de la goletas “Justa” y “Nuestra Señora del Rosario”. Con los barcos comerciaba y se dedicaba al corso, realizando frecuentes viajes a las colonias americanas, llevando todo tipo de mercancías, como sardina en salazón.

A pesar de sus amplías relaciones económica, no se le conoce transacción alguna en el tráfico negrero, siendo uno de los pocos empresarios dedicados al tráfico comercial marítimo que no se dedicó a ese negocio. Tampoco será de los que invierta su fortuna en la compra de bienes inmuebles y tierras, ni actúo como prestamista, era un comerciante nato.


Al ser un burgués liberal, cuando cae el Trienio Constitucional de 1820-1823, sufrirá destierro, que junto con sus achaques, le suponen la pérdida de su calidad social y económica, sufriendo además el acoso de sus deudores, entre los que se hallaba el propio Barrié, quien le reclamaba una deuda de 140.000 reales. Durante su ausencia será su mujer quien lleve las riendas de su negocio.

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