El Dolce Vita continúa desierto tras cuatro meses de espera por la compra

El Dolce Vita continúa desierto tras cuatro meses de espera por la compra

El centro comercial Dolce Vita sumó en enero cuatro años de abandono a pesar de que el pasado octubre un juzgado autorizó la venta del complejo a dos empresas con sede en A Coruña. Aquel fallo fue recurrido y cuatro meses después de ese paso nada se sabe del destino de la que fuera la primera de las grandes superficies construidas en la época del boom del ladrillo. Además, el paso del tiempo está deteriorando cada vez más el inmueble y sus alrededores de manera que cualquier proyecto futuro requerirá una importante inversión de acondicionamiento.
Un juzgado madrileño resolvió a finales del año pasado aceptar la oferta de las firmas Breogan Park y Pelayo Capital –con las que este diario no ha podido contactar– para comprar dos de las cuatro parcelas sobre las que se asienta el Dolce Vita por 7,4 millones de euros. El magistrado que se encargó de valorar este ofrecimiento en la liquidación concursal de la inmobiliaria Chamartín impuso la condición de que se comprase la totalidad del terreno.
Esa decisión fue recurrida por varias personas ante la Audiencia Provincial de Madrid y desde finales de octubre no ha trascendido el resultado de ese recurso ni ningún proyecto para el edificio, que el pasado 31 de enero cumplió cuatro años cerrado. En este tiempo la propiedad se ha ido estropeando, a pesar de que se tapió para evitar la ocupación. Si ya hace años que los trabajadores de A Grela comenzaron a aparcar en sus accesos y delante de las antiguas salidas de emergencia, en la actualidad incluso estacionan sobre la acera que pasa por delante de la fachada.

Intento de entrar
Esta ha ido sumando grafitis tanto en las cristaleras como en el muro construido para tapar una de las entradas principales. Las plantas que siguen en el interior –donde se acumula mucha suciedad– crecieron primero pero han acabado por marchitarse, salvo una que continúa aumentando su frondosidad.
Además, hay cables colgando en el exterior, basura en la antigua fuente y rastros recientes de que algunas personas intentaron colarse en el interior.
Aunque es el único centro comercial coruñés que permanece clausurado, lo cierto es que otros han ido perdiendo ocupación a pasos agigantados.

El Dolce Vita continúa desierto tras cuatro meses de espera por la compra

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