La hostelería espera con ansia una norma de ruidos a la que los vecinos alegarán

La hostelería espera con ansia una norma de ruidos a la que los vecinos alegarán
Los hosteleros tendrán ahora la posibilidad de elegir entre la televisión o equipos más grandes quintana

El Ayuntamiento ha abierto su año con fuerza contentando a los hosteleros con la aprobación de la nueva ordenanza de ruidos (que sustituye a la medioambiental) que llevo a cabo el martes y que conseguirá el visto bueno definitivo en el próximo pleno. El colectivo aguarda con mucho interés esta norma que le permitirá disponer de música ambiental dentro de la legalidad si bien la federación vecinal mayoritaria avanza que presentará alegaciones. Aunque también existe tranquilidad entre los ciudadanos, estos pretenden que no haya ningún resquicio por el cuál acaben sufriendo molestias.
“Nuestra valoración es positivísima porque es lo que estábamos demandando; esto es un paso adelante para normalizar la situación de la hostelería con el consenso de los vecinos”, recalca el presidente de la Asociación de Hostelería de A Coruña, Héctor Cañete.
En la práctica el cambio a nivel municipal eliminará la prohibición de programar música ambiental en los bares y cafeterías y el temor a las multas. “Es fundamental para trabajar dentro de la ley y estar equiparados con el resto de España”, recalca.

cambio en la previsión
Si en un principio desde el sector se preveía una migración de los establecimientos incluidos en el grupo 1 –cafeterías, bares, mesones o restaurantes– al grupo 1B, de reciente creación, ambos apartados tendrán su cabida en la nueva ordenanza.
Mientras que en el primero, el 1A, estarán aquellos negocios que se conformen con poner la televisión y “canales musicales como Los 40 Principales”, al segundo se adherirán los establecimientos que quieran música ambiental con sistemas de amplificación. Cañete explica que para los últimos se requerirá una “insonorización de 60 decibelios, por lo que se podría llegar a los 90 decibelios dentro del local sin causar molestias”.
A priori estos últimos sí deberían hacer reformas porque la mayoría de bares y cafeterías están preparados para los 55 decibelios pero el presidente de la asociación aclara que “hay muchos que ya se podrían pasar porque tienen insonorizaciones de 65, 67 y 70 decibelios, que son como las de las discotecas”. “Cuando hacen las obras se insonorizan bien y ya no necesitan otras por lo que mucha gente va a querer cambiarse y a mucha le valdrá con la televisión”, augura.
Respecto al texto municipal, que abre la puerta a distintos tributos, Cañete aclara que las licencias “siempre tienen un gasto y las inspecciones ya se verá quién las paga”.

un estudio pormenorizado
Para la elaboración de la nueva norma –en la que han participado las concejalías de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras y Seguridad Ciudadana– también se contó con la participación de las agrupaciones vecinales. No obstante, la Federación mayoritaria anuncia que su intención es presentar algunas alegaciones.
“Aún tenemos que valorarla, para lo que hemos creado una comisión con cuatro miembros, porque nos la exponen en términos generales y hay que leerla”, concreta la presidenta, Luisa Varela. A su parecer es más que probable que hagan alguna aportación para lo que esperan “que contesten porque las de terrazas no se tuvieron en cuenta”. En todo caso, lamenta que el borrador no llegase a sus manos antes para poder analizar con tiempo el articulado.
Su homólogo en la Federación Salvador de Madariaga, Juan Chas, ve “muy positivo el clima de diálogo y participación” y critica que la otra agrupación “lo ponga en duda”. Al respecto de la propia ordenanza de ruidos comenta que el Ayuntamiento ha aceptado de buen grado su propuesta de crear una comisión de seguimiento. “Se nos dijo que podíamos hacer cualquier sugerencia incluso antes del período de alegaciones”, destaca, si bien considera que los requerimientos garantizan que no habrá molestias. Mientras, el texto ya ha provocado las primeras críticas del BNG local.

La hostelería espera con ansia una norma de ruidos a la que los vecinos alegarán

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