El Depor pierde sin alma

El Depor pierde sin alma
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La Ponferradina sacó los colores a los jugadores del Deportivo, a los que dio un soberano baño de humildad en un encuentro dominado de cabo a rabo por los de Claudio Barragán.
El equipo deportivista salió dormido. Se supone que para jugar de la manera que venía utilizando la presión y la intensidad son fundamentales. Brillaron por su ausencia en un encuentro en el que los herculinos sólo inquietaron a la Ponferradina en un par de acciones contadas.
Después de los minutos de contacto ya se vio que los coruñeses estaban en las berzas. Quizá el sol, el cambio de campo chutando primero contra la grada de General, una mala digestión, un exceso de empanada...
El caso es que la Ponferradina se encontró cómoda sobre el campo. A los ocho minutos Lux hacía un paradón mandando a córner un balón envenenado de Yuri. El aviso tuvo su constatación. En el 10 el equipo herculino se veía desbordado con una pared en el corazón del área que acababa con un disparo envenenado de Acorán. Lux detenía pero la pelota daba en Laure, que intentaba llegar al rechace con tan mala fortuna que metía el esférico en su propia puerta.
Se esperaba una reacción con el 0-1 pero no la hubo. Sólo tímidos ataques con poco o ningún nervio. Imprecisiones en los pasadores, malas elecciones. El equipo de Claudio daba siempre mejores sensaciones. En el 18 lo intentó de cabeza Sissoko. Diez minutos más tarde Juan Carlos la pegó con la derecha entrando por la frontal para que Santamaría mandase el esférico a córner. El Depor se volvió a diluir hasta el descanso. De hecho, en el 39, los bercianos pidieron penalti por una acción de Lopo sobre Yuri. Finalizaba la primera parte atacando el conjunto visitante. En el 43 un roto por la banda izquierda propició un ataque muy claro con un centro al que llegó la zaga coruñesa para mandar fuera. Con una de las peores primeras partes de la temporada y el 0-1 se llegó al descanso.
El segundo periodo comenzó con cierta esperanza en la grada e Ifrán realizó la primera jugada de ataque rematando un saque de falta en fuera de juego. Parecía que la cosa se podía arreglar, pero no fue así. Si el primer acto fue nefasto el segundo, sencillamente, horrible.
Una jugada de estrategia muy ocurrente, dejando a Yuri fuera de juego pero habilitándolo en la acción posterior, se convertía en el 0-2 anotado por el propio futbolista de la Ponferradina.
Riazor se pellizcaba. Durante toda la semana se venía presagiando una fiesta en el estadio, y a fe que lo era, pero en la esquina de la grada de Preferencia, donde los seguidores de El Bierzo gozaban de lo lindo con el fútbol de sus paisanos.
A partir de ahí el Depor ‘ni está ni se le espera’. Aunque Fernando Vázquez quiso cambiar el equipo no bastó con los relevos para mutar el espíritu de ‘sobrado’ con el que el conjunto coruñés compareció en el campo.
El encuentro siguió por los mismos derroteros. Lo poco que intentó en ataque fue abortado con toda la tranquilidad por el cuadro visitante que, además, buscó la contra para sentenciar el envite. En el 72 los bercianos enviaban dos balones seguidos a la madera, uno a cada poste. Primero Yuri y luego Javi Lara rozaban el gol. En el 78 Acorán fallaba una ocasión clarísima para ampliar la ventaja. Un minuto más tarde Berrocal acertaba en una nueva jugada rápida para conseguir el 0-3.
  El Depor bajó los brazos. Riazor bajó los brazos. De hecho, en una imagen que no se recordaba hace mucho, algunos aficionados comenzaron a desfilar por las gradas abandonando el recinto blanquiazul antes de tiempo.
El equipo recibió ayer un baño de fútbol porque no estuvo a la altura de la intensidad, la mentalidad, que ha de tener un partido de balompié. Acaso pensó que la Ponferradina era el rival propicio para ganar ‘a medio gas’ pero así casi nunca se consigue nada, al menos importante. Ahora, después del borrón, toca una cuenta nueva. Espera el Lugo.

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