El cirujano Miguel Cabanela, que dirigió la operación a que se sometió el Rey en la cadera y coordina su recuperación en el Hospital Quirón de Madrid, aceptó este trabajo con el expreso deseo de no cobrar nada, porque entiende que es lo correcto de acuerdo con su sentido del deber.
Fuentes de la Casa del Rey informaron de que Cabanela manifestó su deseo de no cobrar nada por la intervención quirúrgica y la atención médica posterior al jefe del Estado y precisaron que así lo hicieron también, en anteriores operaciones, el neurocirujano Manuel de la Torre y el traumatólogo Ángel Villamor.
Quién sí cobrará por su trabajo en el quirófano junto a Cabanela es el cirujano estadounidense Robert Trousdale, procedente también de la Clínica Mayo de Rochester, por lo que este centro médico de Minnesota pasará la minuta correspondiente a la Casa del Rey.
Cabanela ha demostrado su personalidad altruista en numerosas ocasiones cada vez que visitaba su villa natal, Mondoñedo, en la provincia de Lugo, donde pasaba consulta en su propio domicilio a convecinos, y también ha realizado operaciones gratis en países como Guatemala o Vietnam, donde ha ejercido su especialidad como labor social.
Don Juan Carlos continúaba ayer su recuperación en la habitación que ocupa en el Hospital Quirón Madrid.
Por su parte, la Reina pasó casi ocho horas junto al Rey en el hospital donde el Monarca se recupera, y al salir del centro sanitario explicó que se encuentra “estupendamente” y “muy bien de ánimo”. Doña Sofía no confirmó que haya comenzado a caminar en la habitación, y explicó que don Juan Carlos estaba “sentado”, antes de añadir, con una sonrisa, “todo a su paso”.
Hizo estas declaraciones al filo de las ocho de la tarde a la puerta del Hospital Quirón de Madrid, antes de marcharse en un vehículo oficial y de recibir aplausos y saludos de trabajadores, pacientes y visitantes, tanto dentro del centro sanitario como en el exterior, donde numerosos periodistas aguardaban.
El Príncipe de Asturias había explicado por la mañana, tras visitar a su padre en compañía de la Princesa de Asturias, que el Rey tenía ganas de ponerse de pie, pero que no lo haría hasta que los médicos se lo permitieran.