¿Quién fue de verdad Vivian Maier, la gran fotógrafa, y por qué nunca mostró sus fotos? Esta y otras cuestiones salen a debate en “Una vida prestada” (Lumen, 2018), que Berta Vias Mahou (Madrid, 1961) presentó ayer en la Fundación Luis Seoane.
¿Por qué indagar en la biografía de Vivian Maier?
Silvia Querini, de Lumen, me lo planteó, y Antonio Muñoz Molina dijo de ella que su vida era “una novela con todas las hojas en blanco”. Me interesaba Vivian Maier por esa reticencia que siempre tuvo a exponer y vender sus fotos, por ser una persona que no buscó el éxito a pesar de tener muchísimo talento.
¿Cómo la definiría?
Era una persona al margen de todo, llena de contrastes, orgullosa, valiente y muy reservada. Fue muy autodidacta y aprendió casi todo por su cuenta. Tenía opiniones muy radicales, eso puede leerse en el capítulo en que visita la exposición “La familia del hombre” en el MOMA de Nueva York con una de las niñas a las que cuidaba [personajes ficticios], con la que mantiene una conversación sobre arte.
¿Y lo de vida “prestada”?
Esta no es una novela histórica, los datos biográficos que aporta son mínimos. Es un intento de meterse en su pellejo y entender a través de los niños que cuidó por qué nunca mostró su obra. Su vida es prestada porque podría ser la de otras muchas mujeres.
¿Cuánto duró la investigación?
Trabajo despacio y fueron casi cuatro años en que, además de los libros, películas y biografía de Maier releí otras obras, como “El castillo”, de Kakfa.
¿Sirve Maier como inspiración a otras personas?
Creo que, por el enfoque que le he dado, sí que invita a la reflexión. Como en otras de mis obras, presento una sociedad teñida de maniqueísmo en la que rápidamente se administran etiquetas: el bueno, la guapa... Creo que he reflejado, a través de su profesión de niñera, los problemas de algunos niños y se puede aprender algo a la hora de tratar con ellos.
¿Hay autores a los que vuelve cada cierto tiempo?
Por supuesto, me fascinan Kafka y Dostoievski y vuelvo a ellos muy habitualmente, aunque también me marcaron Robert Musil, Diderot...
¿Las nuevas generaciones mantienen el afán lector de antaño?
Sospecho que sí, pero no tanto con los clásicos. No es que en mi época se leyera muchísimo a los clásicos pero ahora la industria editorial es tan inmensa que la gente quiere estar al día. Hay un exceso de autobombo y a la gente le da pereza leer “El Quijote”, aunque sea una experiencia enriquecedora leerlo y releerlo a lo largo de la vida.