“No tengo la necesidad de ‘desfogar’ porque estoy todo el año en Halloween”

“No tengo la necesidad de ‘desfogar’ porque estoy todo el año en Halloween”
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Sus alumnos se desesperan. Quieren parir personajes en dos días y Alberto se ocupa de marcarles el tiempo. La figura no sale  perfecta, pero tiene el sello de cada uno y, al final todos, se llevan la cabeza como recompensa a casa.

¿Hay cantera en Galicia de artistas de efectos especiales?
Sí, hay gente muy interesada en toda Galicia y con los cursos voy cubriendo los gastos del taller. La mejor manera de explicar es ir modelando. Cuando vienen a las clases están muy animados. Yo les digo que busquen un punto intermedio y que no crean que van a hacer la obra perfecta, pero se agobian porque piensan que en dos días van a tenerla.

Me imagino que es un proceso largo.
Sí, no conocen el tiempo de las cosas y tengo a gente que ha llorado porque les puede la importancia. En los cursos de maquillaje protésico, solo el último día aplican lo aprendido porque primero hay que hacer el molde de la persona y no todo es la parte bonita del making off. Hay mucho trabajo antes. En el taller tengo un par de blocs, donde voy perfilando personajes. Pero si los alumnos desconocen el tiempo que lleva hacer las cosas, las productoras menos. Si tuvieran una webcam y nos viesen, se sorprenderían de todo lo que llegamos a hacer.

¿En qué está ahora?
Estoy dando un curso de escultura hiperrealista. En él, aprenden todo el proceso desde el modelado en barro hasta el de escayola, que son los negativos. Es como el hielo, primero se hace el cubo y después el contenedor donde está ese cubo. La copia final se reproduce en silicona, que se usa un montón para hacer réplicas o maquillaje. Las caretas hay que pintarlas lo mejor posible. Dándoles matices porque así es como cobra vida el personaje. Después, el pelo es fundamental. A veces pasa que no tienes tiempo y partes de un buen plan, pero no rematas y el pelo y el pintado son muy importantes.

¿Cómo acabó siendo lo que es?
Después de estudiar escultura en la escuela Mestre Mateo de Santiago, fui a hacer prácticas a Madrid en Reyes Abades y coincidió que se estaba rodando “El espinazo del diablo”, de Guillermo del Toro. A raíz de esto, he estado trabajando entre Galicia, Madrid y Barcelona hasta que en 2010 me vine hasta aquí porque añoraba el mar. Y Santiago quedaba lejos.

¿Se puede vivir de lo suyo?
A duras penas porque un mes no tienes trabajo y por eso, los cursos. Ha venido gente de París, Oporto, Madrid, Málaga o Barcelona.

¿No es fácil encontrar cursos tan específicos?
Los hay, pero la gente prefiere pagar un poco más y conseguir una mayor calidad. Hay cursos de seis o siete personas donde el seguimiento no es el mismo. Un alumno vino de Madrid este verano para aprender durante tres semanas. Además, después se llevan la cabeza para casa.

Creo que no hay mejor día que el de Halloween para venir aquí. Sin embargo, falta ambiente festivo.
En casa del herrero, cuchillo de palo.

¿Qué pasa cuando ve reproducciones cutres en la calle?
Yo ya paso del tema. No tengo la necesidad de desfogar ni esas ganas de que llegue la fecha porque estoy todo el año en Halloween.
¿Un trabajo que le hiciera especial ilusión?
Hice una escultura hiperralista al jugador del Obradoiro, Alberto Corbacho, que me gustó mucho. Es el jugador que más triples mete de la ACB y se me ocurrió que podía ser una buena idea.

¿Qué opina de las criaturas que salen del Museo de Cera como la infanta Leonor?
Es un museo que está de capa caída. Nada que ver con el de Londres. Están en Atapuerca con un sistema de trabajo antiguo y no han renovado ni materiales ni técnicas.

¿Le gustaría trabajar en un museo de estos?
Sí, aunque no puedes hacer cosas creativas. En mi taller, puedo darle un sentido más artístico a los personajes y aportar cosas nuevas. Por ejemplo, este verano estuve realizando las réplicas de cuatro campesinos para el Museo de las Trashumancia de Ávila, donde me dieron libertad total. Trabajé dos meses y medio en cada figura. En mi trabajo, lo más difícil es recrearse en el personaje. Para hacer un quemado, tengo que consultar referencias de quemados y darle un punto atractivo. Después están los colores. Hay que ser muy observador y extraer de la información, lo mejor. Ser selectivo y preciso.

¿Y el encargo más raro?
La realidad siempre supera a la ficción y en este caso me pidieron una réplica de la Duquesa de Alba para carnavales. El interesado vino a preguntarme si se podía con la condición de que no saliera él en fotos ni que dijera el precio.

¿Qué opina su madre de su trabajo?
Le encanta porque ella hacía trajes en Carnaval y es algo que mamé de pequeñito. Está en los genes. Desde entonces, veo la gomaespuma y esos materiales como herramientas de trabajo.

¿Es algo que le interesó desde siempre?
Me gustaba, pero no sabía cómo llegar a esto. Recuerdo que un día vi el making off de “Thriller” de Michael Jackson en la MTV. Era el año 1992 y el videoclip me marcó por las lentillas y cómo hinchaban las vejigas. También me impactó asistir a un curso de Ricardo Spencer sobre efectos. Fue un momento clave, donde me di cuenta que eso era lo que realmente me molaba. Después recuerdo que mi familia y yo nos mudamos a un chalé en las afueras de Santiago y empecé con una máscara de Halloween en el sótano, que fue desde entonces mi taller.

“No tengo la necesidad de ‘desfogar’ porque estoy todo el año en Halloween”

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