Casi un año después de su admisión a trámite, este lunes arrancará en Madrid el proceso judicial por la titularidad de las estatuas del Pórtico de la Gloria correspondientes a Abraham e Isaac, que el Ayuntamiento de Santiago reclama ante los tribunales a la familia Franco.
Será a las 09.00 horas cuando el juzgado de instrucción número 41 de Madrid, que admitió a trámite la demanda municipal, celebre la vista oral preliminar de este caso, en el que el consistorio compostelano reivindica la titularidad de dos esculturas de la catedral de Santiago que obran en poder de los Franco.
En esta vista, tal y como comentó el alcalde de Santiago, lo que “que queda por completar” son los testimonios y las pruebas para la celebración del juicio, que el consistorio confía en que se celebre antes de final de año, aunque autora al caso un recorrido “largo” que podría llegar hasta el Tribunal Supremo.
La demanda presentada por el Ayuntamiento de Santiago hace referencia a dos esculturas que representan a los profetas Abraham e Isaac, originalmente pertenecientes a la fachada situada ante el Pórtico da Gloria y que fueron retiradas durante las obras del siglo XVI.
Ambas piezas fueron incluidas el pasado año en una exposición dedicada al Maestro Mateo como pertenecientes a una “colección particular”. Fue en este momento cuando el Ayuntamiento de Santiago detectó que la documentación en su poder atribuía al patrimonio público la propiedad e inició las gestiones para reclamar la devolución de las piezas.
Bien de Interés Cultural
El Ayuntamiento de Santiago inició a principios de septiembre del pasado año la reclamación de estas figuras a los Franco. Sin embargo, tras no obtener contestación de la familia, el gobierno local decidió el 24 de noviembre interponer una demanda judicial contra Carmen Franco para exigir la devolución de estas piezas, que fue admitida a trámite en diciembre. De forma paralela, la Xunta inició el procedimiento para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) estas piezas.
La demanda de Santiago se vio respaldada, poco después del inicio de las acciones, con la localización en el archivo de la Universidad de Santiago del expediente de adquisición de las piezas, así como de la propia escritura notarial, haciendo constar todas las características de las estatuas, de la titularidad municipal.
Según estos documentos, tras su retirada de la Catedral, las esculturas pasaron a manos del Conde de Ximonde en el siglo XVIII, un noble que las vendió al Ayuntamiento de Santiago por 60.000 pesetas en 1948. En el documento de venta existe una reserva “para evitar que desaparezcan del ayuntamiento” –con una multa en caso de que así sea– y se preserve su propiedad “pública, de los vecinos de Santiago”, sin posibilidad de venta o cesión.