El River Andorra es un equipo que ataca bien y defiende mejor, y por eso lidera la Liga. Y es por eso mismo que no necesita ayudas como la que Víctor Mas y Esperanza Mendoza le brindaron ayer en Riazor.
Un pareja arbitral desastrosa, indigna de esta categoría –y de cualquiera– a la que, sin embargo, no se le puede culpar de la derrota del Leyma Natura. Aunque todo influye. El cuadro herculino se hizo el harakiri errando muchos lanzamientos fáciles, y en sus porcentajes (13 de 38 en tiros de 2 y 2 de 13 en triples) está la verdad del partido.
Un duelo que comenzó al ralentí y con las defensas muy por encima de los ataques, hasta que la entrada en pista de Flis y Blanch mejoró al líder, que con un parcial de 1-8 abrió la primera brecha (13-21, m.10).
El Leyma contestó con 8-2 de salida en el segundo acto, donde Mas y Mendoza esbozaron la primeras pinceladas de su particular ‘show’. Pese a todo, los hombres de naranja aguantaron el tipo gracias a la defensa y los puntos en penetración de Suka-Umu (28-31, m.20).
Pero cuando parecía que el Leyma le había tomado la medida al líder, llegó la ‘pájara’. Un 2-9 de salida en el tercer cuarto, con un triple y dos contras de Blanch, relanzaron al Andorra (33-44), que además se vio beneficiado por el diferente criterio arbitral, permitiendo que Wright bloquease –ora sí, ora también– en movimiento, y diese un curso acelerado de artes marciales con Hernández-Sonseca como ‘sparring’. Como si formase parte del juego, claro.
Y el Leyma claudicó. Normal ante tantos golpes. El Andorra entró al último cuarto 12 arriba (39-51) y lo abrió con un triple de Schreiner. Los locales tiraron de defensa a la desesperada, pero tan solo les sirvió para acercarse a un mínimo de nueve tantos (47-56).
Y ahí reaparecieron Mas y Mendoza, para señalar una técnica ‘por nada’ a Suka-Umu –después de una falta a Hernández-Sonseca–, que Blanch y Dani Pérez transformaron en cinco puntos y la puntilla al penúltimo clasificado.