La Fiscalía aboga por la absolución de los dos policías juzgados por detención ilegal

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a.b. > a coruña
  Determinar si la actuación profesional de dos agentes de la Policía Local en la detención de un ciudadano que en junio de 2006 les preguntó por un operativo desplegado en la zona de copas del Orzán fue excesiva, o si el uso de la fuerza estuvo justificado, es algo que corresponde al tribunal de la sección segunda de la Audiencia Provincial, que ayer celebró el juicio que enfrenta a los dos agentes a un delito de detención ilegal y lesiones.
Tras escuchar los motivos que esgrimieron los profesionales para justificar el uso de la fuerza contra el ciudadano y la versión del perjudicado y varios testigos, la representante de la Fiscalía habló ayer en favor de la absolución de los agentes acusados, al entender que las pruebas sobre su culpabilidad resultan insuficientes.
Antes que ella, el abogado que ejercía la acusación particular –y la defensa, ya que el ciudadano está a su vez acusado de una falta contra el orden público– se retiró de la causa, y lo mismo hizo la representación del Ayuntamiento, que es responsable subsidiario de la actuación de los agentes.
Con todo, los dos funcionarios locales se enfrentan todavía a acusaciones por dos delitos que podrían suponerles un año de reclusión, seis meses de multa y diez años de inhabilitación, tal como se recogía en el escrito de acusación, que ayer ratificó la fiscal al entender que es al tribunal a quien corresponde hacer valoración de los hechos.
Lo que deberán dilucidar los magistrados es si el hombre que acabó siendo empujado al suelo por la fuerza, inmovilizado y esposado provocó a los agentes. Su arresto se precipitó, según coinciden en señalar todos los implicados, en torno a la una y media de la madrugada, cuando regresaba a su domicilio de la calle de Juan Canalejo y se topó con un importante despliegue de patrullas, locales y nacionales.

“Quieto >
Según relató ayer, se acercó a uno de los vehículos y, a través de la ventanilla, preguntó  dos veces a un policía, que no quiso darle explicación. Acto seguido, cuando se daba la vuelta para continuar su camino, oyó cómo se dirigía a él y, al girarse, recibió el primer golpe. “Me quedé quieto”, asegura, lo que no impidió que lo arrojaran al suelo, lo inmovilizaran entre varios y le colocaran por la fuerza las esposas: “Estaba rodeado. Me pusieron boca abajo y me pisaron la cabeza”.
Como resultado, sufrió contusiones en varias zonas del cuerpo y una fisura en una costilla que los policías llamados a declarar como acusados vinculan al momento en que uno de ellos le cayó encima.
En la versión de los agentes,  las “dos preguntas” acerca del operativo policial fueron cuatro o cinco minutos de insultos y descalificaciones hacia ellos, dentro del perímetro de seguridad que se había establecido en torno al pub donde se había desencadenado una pelea multitudinaria. “Se le requirió un montón de veces para que saliera, pero seguía en la misma actitud, llamándonos cobardes”, describió uno de los acusados, que fue el que, en cierto momento, se apeó del vehículo y, según afirma, le comunicó al transeúnte que iba a ser detenido.
Siguiendo su reconstrucción de los hechos, la reducción por la fuerza se produjo una vez que el ciudadano le propinó un fuerte golpe en el pecho, que casi le hizo “perder la verticalidad”: “Se le reduce porque se niega a acompañarnos y que le engrilletemos”.
Como manifiestan ambos funcionarios, es ahí cuando se ven obligados a intervenir juntos, para lograr ponerle las esposas al hombre, que no dejaba de “bracear y patalear”. “En ningún momento se le golpea; se le inmoviliza en el suelo, que es la forma menos dañina”, precisó ayer uno de ellos, que planteó que el detenido pudo confundir esa maniobra con un pisotón en la cabeza, porque han de usarse las rodillas para impedir la movilidad.

Testigos >
Aunque ninguno de los viandantes que presenciaron  el altercado pueden concretar si algún agente le pisó la cabeza al detenido, varios son los que aseguran que no fueron dos agentes, sino muchos más, los que “se echaron encima” del ciudadano para inmovilizarlo. “Fue una avalancha”, lo describió una conocida del denunciante, que niega que existiera una provocación previa.
Por su parte, otros agentes que intervenían en el operativo –a la Audiencia acudieron una treintena en apoyo a los acusados– recalcan que el denunciante y un amigo rebasaron el cordón policial en actitud “nada pacífica” y que hicieron caso omiso de las órdenes de la autoridad.

La Fiscalía aboga por la absolución de los dos policías juzgados por detención ilegal

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