Reportaje | Lotería de Navidad: lo humano frente a las matemáticas

Reportaje | Lotería de Navidad: lo humano frente a las matemáticas
Puestos de venta de boletos de la lotería de Navidad en la Puerta del Sol de Madrid | j.j. guillén (efe)

Cien mil; ese es el número de bolas que girarán en el bombo de la Lotería de Navidad y 0,00001 la probabilidad de que una de ellas sea el Gordo. En el Teatro Real ya está todo listo para hoy repartir ilusión y suerte con el Gordo del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad y los bombos comenzarán a rodar a las 9 de la mañana para repartir dinero, aunque, como reza su eslogan, "el mayor premio es compartirlo".
Al finalizar el ensayo general de los niños de San Ildefonso y revisar las bolas y los premios, el Teatro Real descansará precintado para recibir hoy a los cientos de asistentes que verán en directo el sorteo. 
Estas 100.000 bolas de números válidas han sido colgadas en sus respectivas liras y están fabricadas en madera de boj, tienen todas el mismo peso y tamaño (3 gramos y 18,8 milímetros de diámetro), y sus números están grabados con láser para evitar que unas tengan mayor peso que otras y más posibilidad de ser premiadas. También han sido comprobadas las 1.807 bolas de premios que mañana girarán en el bombo pequeño. Como siempre, las bolas de los grandes premios han sido vigiladas por los notarios, que han comprobado que “no haya ninguna trampa”. 
La cifra de probabilidades de que a uno le toque es muy pequeña, pero ¿por qué es este el juego estrella de los españoles?. Detrás hay tradición y un folclore que va desde calificar los números de feos o bonitos, elegir en la administración aquellos que coincidan con la fecha de una boda o un nacimiento a, incluso, pasar los boletos por el manto de la virgen o la espalda de un compañero.
Pero no solo. Los seres humanos somos seres sociales y entre nuestras necesidades está la de pertenencia al grupo –familia, trabajo, amigos–, así que zafarse de esta costumbre es difícil: “La Lotería de Navidad es una forma de sentirse parte de ese grupo”, afirma Juan Castilla, del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.


Por eso, señala a Efe, la mayoría compra el décimo de su trabajo, el que tiene su familia, el gimnasio o el bar habitual. Y detrás de esto está lo que los expertos llaman “refuerzo negativo”, es decir, querer evitar un mal más que buscar un bien.


Ignacio Morgado, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), explica a Efe que la persona que compra, por ejemplo, una participación de 5 euros en el bar lo hace no tanto porque piense que le va a tocar, sino porque “piensa lo mal que lo pasaría si saliera premiado ese número y no lo tuviera”.

Refuerzos negativos

“Ese es un motivo muy importante y lo vivimos todos en la panadería, universidad o gasolinera”, resume este científico, para quien “muchas veces, y en la Lotería de Navidad es así, funcionamos más por refuerzos negativos que por aquellos positivos”.


Morgado coincide con Castilla en que detrás de este comportamiento, y ligado al refuerzo negativo, está esa necesidad de pertenencia al grupo: “Si todos lo hacen por qué no yo”.


No obstante, apunta Morgado, también catedrático de Psicobiología de la UAB, el comportamiento humano es complejo y, si bien detrás de la compra de décimos hay motivos compartidos, las razones son variadas.


Por ejemplo, hay quien cree, si no tiene nada de nada, que el Gordo o uno de los grandes premios le pueden solucionar la vida y hay otros que piensan que merece la pena jugar para tapar agujeros.

Búsqueda de placer

¿Pero qué se activa en nuestro cerebro cuando jugamos a la lotería? El entusiasmo por que pueda tocar un premio activa áreas del cerebro relacionadas con el placer o la motivación, entre ellas, el sistema mesolímbico, el dopaminérgico –el neurotransmisor de la dopamina tiene mucho que ver– o el núcleo accumbens, también inmiscuido en la adicción a la mayoría de drogas. En cuanto a la dopamina, históricamente los científicos han creído que es el neurotransmisor del placer, pero ahora se sabe que es más un neurotransmisor de la motivación por buscar ese placer.

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