El punto de narcotráfico de As Eiras resiste la presión de la Guardia Civil

El punto de narcotráfico de As Eiras resiste la presión de la Guardia Civil

Muchos son los toxicómanos coruñeses que se surten de heroína en las casas de As Eiras, en Meicende. El lugar lleva veinte años siendo un punto negro de venta del narcotráfico, pero ha vuelto a saltar a la actualidad recientemente después de que la Guardia Civil acabara con una plantación de marihuana situada en sus inmediaciones, en tres viviendas unifamiliares que los vecinos conocen bien. Curiosamente, la plantación no pertenecía al clan gitano que regenta el lugar y fuentes del Instituto Armado señalan que es muy difícil acabar policialmente con este problema, a pesar de que han realizado varias intervenciones. 
“Allí se vende más droga que en las viviendas de San José”, asegura el presidente de la asociación de vecinos de Meicende, Orlando Bello. Dichas viviendas son unas ruinosas casas de piedra que se encuentran en el límite de los municipios de A Coruña y Arteixo, entre el polígono de A Grela y el complejo petroquímico de Repsol, y son igualmente célebres como punto negro de narcotráfico, desde hace años, cuando todavía existía el poblado de Penamoa, que fue demolido en 2014.

relevo generacional
Pero As Eiras lleva mucho más tiempo en el objetivo de la Guardia Civil. En esas tres casas (una en propiedad y dos en alquiler) ya regenta el negocio familiar la segunda generación, a pesar de la presión policial, que les lleva al banquillo periódicamente. “Los hemos detenido a todos, y todos han estado en la cárcel. El patriarca hace años, y la hija, que es la que controla el negocio ahora, también”, aseguran las mismas fuentes. 
Sin embargo, no hay manera de cerrar ese punto de venta de droga, apenas unos metros de la calle Ecuador que trazan una curva muy estrecha que mantiene a los traficantes a salvo de miradas. Nadie pasa por ahí de forma casual y cualquier extraño es observado con recelo. 
A pesar de la gran cantidad de    tiempo que los vecinos llevan soportando esta lacra, no pueden acostumbrarse: “Lo hemos denunciado a la Guardia Civil y al Ayuntamiento: Tienen chatarra por ahí y una jaula enorme donde guardan un perro de raza peligrosa”.  El propio Instituto Armado reconoce que existe una “gran preocupación vecinal por la compraventa de drogas y los problemas asociados a este tipo de delitos”.
“Lo que la gente quiere es que vayamos allí y lo cerremos, pero eso no se puede hacer. Es una vivienda privada, y no podemos entrar excepto con una orden”, recuerda un agente para añadir en tono irónico “o si nos da permiso”. También se han probado otros métodos, como apostar policía a la entrada del poblado para desanimar a los clientes. “Pero eso es acoso policial. La única forma de detenerles es con investigación. Y los encerramos, pero salen al cabo de un tiempo”, explican. 
Por eso el alcalde de Arteixo, Carlos Calvelo busca otro método para cerrar el punto negro: la expropiación de las casas, puesto que son viviendas en muy mal estado.

El punto de narcotráfico de As Eiras resiste la presión de la Guardia Civil

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