Pontevedra recordó ayer a su vecina Sonia Iglesias, tras cinco años desaparecida, y lo hace entre la “rabia e impotencia” de la familia de la mujer.
Con la investigación archivada y contando días hasta una eventual prescripción, los vecinos de Pontevedra no dejan de acompañar a la familia de Sonia en el quinto aniversario de su desaparición, que se cumplió ayer.
La pareja de Sonia Iglesias declaró haberla visto por última vez cuando la llevó en coche al centro de la ciudad el día de su desaparición.
batidas
Aunque la investigación recuperó bríos en 2012 cuando el juzgado especializado en violencia contra la mujer asumió el caso e imputó a la pareja de Sonia Iglesias, las diligencias practicadas no dieron más frutos que los de los primeros días de búsqueda, cuando la ciudad se volcó en las batidas para dar con el paradero de la mujer, dependienta de un comercio del centro de Pontevedra y madre de un niño que contaba entonces ocho años, “al que adoraba y por el que habría dado la vida”, según recuerda su hermana.
La familia y la Fiscalía solicitaron como último recurso que se practicase una prueba neurológica al sospechoso, pero el juzgado y la Audiencia lo rechazaron, por la fiabilidad dudosa de la misma y por los problemas de constitucionalidad que esta presentaba.
críticas veladas
En el texto elaborado un lustro después de este suceso, Mari Carmen Iglesias desliza alguna crítica velada a la investigación, pues señala que las mismas sospechas de la familia las tenía la policía, conjeturas “que (este cuerpo) no ha podido –o no ha sabido– demostrar”.
La familia teme “el olvido” y califica de “durísimo” que “un presunto delincuente se salga con la suya”.
“Las pocas esperanzas que nos quedan a estas alturas las depositamos en que algún día podamos llegar a saber algo más, y que el culpable o culpables paguen, aunque sea tarde, por arrebatarle la vida a mi hermana, la niñez a mi sobrino y romper en mil pedazos la vida y el corazón de familiares y amigos”, razonó la hermana de Sonia Iglesias, que agradeció a los asistentes su presencia, “necesaria para seguir luchando porque la verdad salga algún día a la luz”.