La Casa de Platerías de Santiago

La Casa de Platerías de Santiago
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Este histórico inmueble, uno de los más fotografiados de Compostela, se encuentra en la Plaza de las Platerías de Santiago y se cuenta de él que dispone sobre unos cuatro metros de fondo. Su fachada tiene por finalidad ser de tipo escénica, al ser concebida como un cierre ornamental de dicha plaza de las Platerías, que viene a ser a su vez, uno de los edificios más emblemáticos de Santiago, por la singularidad del diseño efectuado en su momento por el arquitecto Clemente Fernández Sarela en 1758 y constituye un claro ejemplo de la hermosura arquitectónica del barroco gallego.

Según se aprecia en algunas crónicas y también lecturas sin fundamento e incluso informaciones a pie de calle, en las cuales indican que allí se hacía imposible que viviese persona o familia alguna, por la distribución del espacio para dedicarlo a viviendas y señalan su fachada como si fuese un simple decorado que se levantó en la plaza de Platerías, sin funcionalidad alguna. Aunque esto no sea cierto, ya que en estas casas y en tiempos recientes del segundo tercio del siglo XX, vivieron diversas familias y particulares.

La Casa del Cabildo es adquirida por el Consorcio de Santiago, para albergar la sede del Museo Nacional de la Peregrinación y Santiago, el 15 de diciembre de 2008, fecha de la ocupación de dicha fábrica, la que cuenta con dos grandes gárgolas en los extremos de las cornisas, las cuales vierten el agua recogida de su cubierta a la calle. Su solar está compuesto de tres viviendas, al parecer dos de las cuales avanzaban algo más de la actual fachada.

Se trata de un edificio de sillería y cubierta de teja que consta de tres alturas y remata su fachada barroca gallega en su más exquisito estilo, con motivos alegóricos jacobeos. Los bajos albergaron diversos comercios, igual que los pisos superiores acogieron viviendas, de modo que es un ejemplo de arquitectura funcional, aplicada al urbanismo y acondicionar los diversos huecos habitables de que constaba la edificación. Cuando se produjo la desamortización de los bienes eclesiásticos, estas pasaron a manos particulares. 

Familias 
Por tanto, su fachada no era solo de aspecto funcional y de hacer más monumental la Plaza de Platerías, como tampoco tenía un fin decorativo en sí mismo, sino de hacer más hermosa la fachada del edificio en donde vivían algunas familias santiaguesas.

Entre sus moradores hallamos a las siguientes familias: los Banet-Ledo, que vivieron allí durante una temporada. Eran cinco sus miembros. Entre ellos Alejandro, que había nacido en la ciudad coruñesa. En ese inmueble nacería Manuel, el tercer vástago de la familia, en 1935, en lugar tan céntrico se crió, siendo bautizado en la Iglesia de Salomé, en la Rúa Nueva. Dicha vivienda la  habían ocupado desde 1934, pero después se trasladaron a la calle Huertas 1-1° en 1936, donde nació José Luis, el cuarto vástago familiar. Mientras que su hermano Ramón, había sido bautizado en la Iglesia de la Corticela de la Catedral de Santiago, el año que coincide con la ocupación de la vivienda familiar del número seis de la plaza de Platerías, piso segundo, en la Casa del Cabildo de Santiago, la cual al igual que el resto de edificios, constaba de varias habitaciones en cada planta, además de cocina y cuarto de baño. 

En la primera planta residían los dueños, tío y sobrina. Ramón Banet, era el predilecto de estos y mantuvo una gran amistad a lo largo del tiempo de su estancia en Santiago, aunque haciendo visitas a Madrid, en donde acabaron por residir aquellos propietarios de la casa número seis de Platerías.

En el cuarto, residía el pintor, Mariano Tito Vázquez y había una colegio, el “Martín Herrera”, regentado por la maestra Isaura López, y en el bajo había una frutería, mientras que en el primer piso vivía un militar, cuyo hijo llegó a ser un buen amigo de Manuel, uno de los miembros de la familia Banet-Ledo. En tanto que en el número dos, en el bajo estaba la platería de José Carro Otero y el resto eran viviendas.

De modo que algunos tratados de arquitectura deben ser revisados y puestos al día y los guías turísticos deben reflejar la realidad de que en esas viviendas hubo gente viviendo en ellas, la información tiene que ser rigurosa y veraz.

La Casa de Platerías de Santiago

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