“La música no soluciona los problemas, pero reconforta”

“La música no soluciona los problemas, pero reconforta”
Explica que el concierto está preparado por bloques para tocar un poco de todos sus 20 años de carrera

“Es de ley”. Quique González viste con gabardina a sus canciones desde hace años y es por eso que el diez de su carrera pedía incluir a sus músicos en el libro de familia. Él y Los Detectives estarán el viernes a las 23.00 horas en la sala Pelícano para desnudar más aún las canciones de “Me mata si me necesitas” (Varsovia): “Lo hemos hecho de forma grupal, tenemos una camaradería muy buena y eso se escucha en el disco y los conciertos”.
Su buen rollo va adherido al álbum y al tipo de sonido y aunque confiesa que de bandas que no se llevan, también salen cosas, Quique prefiere el entendimiento como vía para pulir un trabajo “orgánico y honesto”, que nació en una habitación. De sesiones que trasladaron como bloques de arriba a abajo al proyecto y de “otras más elaboradas de estudio”. El que tocará de pé a pá en la sala con nombre de ave palmípeda suena a rock and roll, a folk y a balada acústica.
De las letras, se encarga Quique. Los acordes son cosa de los otros cuatro: Pepo López, Eduardo Ortega, Edu Olmedo y Alejandro Climent. Aún así, para sus historias de salitre asegura que se fía de sus opiniones y solicita el comodín de la pregunta.
El décimo contiene curiosamente diez pistas. Sencillas y directas. Más crudas si cabe que las anteriores: “En algunos pasajes se vuelve más sentimental, en otros es menos social, más intimista” y, en definitiva, González sigue sacando a bailar a sus demonios y sus miedos.
Los amores se solapan con los adioses y en medio, la música ayuda. Es una muleta para que “la humanidad pase la vida más fácil. No soluciona los problemas, pero reconforta”. El madrileño es incapaz de calcular su valor, “es algo que te respalda como un libro o una peli. Te hace entender cosas que te han pasado” y tiene la virtud de abrirse como un melón. De lo contrario, Quique dice que “haríamos discursos y no canciones”. Son “cosas maravillosas que te pueden hacer volar a sitios, recordar cosas que no salen en las fotos”. Reconoce que las suyas no son especialmente festivas, pero tampoco “me interesa echar sal a las heridas”.
Así que les da el poder del curocromo como “una ventana por donde salir desde la que entre el aire, una especie de melancolía vitalista” para llevarlas el viernes a un escenario “detectivesco” en la que Nina hará de corista. Vienen de pasearlo por la franja norte en conciertos que tilda de “muy emocionantes” y pretenden que la gente se vaya de aquí “con una canción en los labios”, sabiendo que el buen rato ha compensado a lo apoquinado.
Además de “Me mata si me necesitas”, Quique ofrecerá “por bloques un poco de todo” de 20 años de carrera que le dan vértigo y a la vez orgullo “al desempeñar un oficio que es el que quiero desde siempre y mi pasión, sobre todo, con lo difícil que resulta y la inestabilidad de los músicos”.
Aunque no le dio tiempo ni a pensarlo porque para gestar un disco pasan cuatro o cinco años, lo giras y a por otro, echa la vista atrás y vuelve a verlos a todos “mojados” y se siente contento. De estar ahí. Contando con música lo que cocina bien adentro.

“La música no soluciona los problemas, pero reconforta”

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