Una cueva al servicio de la creatividad

Una cueva al servicio de la creatividad

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Más allá de los expositores con volúmenes de toda clase y condición, la librería Cascanueces ofrece un refugio para los creativos. Una cueva donde se dan talleres de escritura, poesía, ilustración y vídeo y que comienza en febrero con una nueva horneada de talentos. Y la recompensa de poder salir en abril de la cámara oscura a mostrar sus propuestas.

En la travesía de Cordonería, una librería lleva despachando volúmenes más de un año en el mismo sitio donde una tienda con idéntico nombre vendía ropa y complementos. En este caso, la operación no termina con el ruido de la caja registradora sino que Cascanueces va más allá. Su afán por conseguir adeptos por la lectura y el arte de crear con las manos pasa por una oferta de talleres que está obteniendo una respuesta muy positiva por parte del público.
Así es como detrás de los expositores repletos de volúmenes de toda raza y condición, se esconde una cámara oscura. Pedro Ramos, encargado de dar el obradoiro de escritura creativa, prefiere llamarla la cueva. Allí se refugian los aspirantes a fabricar historias curiosas con el bolígrafo pero también a través de la técnica del stop motion o el programa de edición Final Cut.
Además, los pequeños tienen un apartado reservado los sábados para dibujar a sus anchas en una actividad de ilustración que va hasta el público adulto, los viernes, en un horario de 20.00 a 22.00 horas.
El local está regentado por el editor Pablo Zaera que pretende aglutinar todo esto en un mismo espacio con la recompensa final de mostrarlo en abril. Será entonces cuando los cortometrajes, las fotografías, las poesías y los relatos vean la luz y salgan a pasear en una exposición conjunta que coincidirá con el Día del Libro.
De esta forma, el comercio interactivo busca talentos entre sus alumnos, firmas que hoy practican dos horas a la semana y que pueden llegar a ocupar las estanterías de la librería con un tomo interesante.
Por su parte, Zaera ha abierto hace un tiempo una línea editorial desde la que ha lanzado al mercado un libro de instantáneas de “A Magdalena” y el libro para niños “El Cascanueces”, con una adaptación de María Canosa y las ilustraciones de David Pintor, el mismo que un día se acercó hasta el establecimiento.
Zaera recuerda que el ilustrador le comentó que estaba trabajando en una versión del clásico y fue así cómo le propuso adornar la fachada del local con un mural que hoy despierta los sentidos. Meses antes, el propietario había decidido no cambiar el nombre original porque su mujer siempre se había sentido atraída por la historia que un día relató Hoffmann. Son, en definitiva, una serie de casualidades las que sitúan el destino de ambos, Zaera y Pedro Ramos, muy cerca de esta criatura uniformada.
Febrero significará el comienzo de una nueva horneada de alumnos que tendrán tres meses por delante para darle forma a su afición. De esta manera, los creadores relacionados con el audiovisual tendrán una oportunidad los lunes para aprender los secretos del programa Final Cut, de la mano de Héctor Cerdeira, o de realizar pequeñas piezas con stop motion los martes con Roberto Casteleiro.
Para los amantes de la escritura, Ramos impartirá dos talleres los lunes y los miércoles. Antía Otero ofrecerá su mirada poética los miércoles para que los participantes se atrevan con el verso y Manuel Lemos ofrecerá su experiencia fotográfica en bandeja los jueves. Además, habrá un club de lectura dirigido por Javier Pintor los viernes cada quince días. En una cueva con vistas. Las que cada inventor discurra en su cabeza.

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