Cercana a la costa, llena de leyendas y rodeada de un paisaje frondoso son solo algunas de las características del entorno en el que se asienta la imagen de la Virgen de Pastoriza. Impertérrita al paso de los años, mientras preside un mirador instalado en la ladera de un monte, ha sido centro neurálgico de los devotos marianos, evolución de los peregrinos que se dirigían a Santiago a través de las rutas jacobeas y que decidían llevar su peregrinaje hasta Fisterra, el fin del mundo.
Según las indagaciones de la técnico de Turismos del Ayuntamiento de Arteixo, María Rozamontes, el municipio fue antaño un punto de parada de este camino hasta el cabo gallego, en donde la devoción mariana hacía que los caminantes no dudasen en desplazarse hasta el santuario más popular del municipio arteixán. Muchas son las pruebas que la toponimia y lo que la naturaleza ofrecía a los creyentes ofrecen para avalar esta teoría.
Una oración para continuar el camino hacia Fisterra tenía que recitarse en el santuario barroco. Serían aquellos que comenzasen su aventura en el puerto coruñés y que optasen por el Camiño de Fisterra los que tendrían la oportunidad de rendir culto a la santa. A continuación continuarían su camino para lo que disponían de un buen número de fuentes incluso termales y plantas medicinales moi estendidas en toda a zona como o romeiro, limoeiro, ortigas, menta, carqueixa, loureiro, pirixil, manzalilla (...). É lóxico pensar que á ida ou á volta de Fisterra se achegasen ao devandito santuario, expone Rozamontes.
Pero las pistas de que los peregrinos hacían un alto en el municipio arteixán no se quedan ahí. El patrón de la parroquia de Arteixo es Santiago y en la parroquia de Sorrizo encontramos cerca del lugar de O Pedregal el topónimo Hospital.
Ante o gran fluxo humano, o Camiño tiña que se dotar de infraestruturas, por iso se construíron ao seu carón hospitais, pontes, fontes, igrexas, hospedaxes, etc., apunta la técnico que recuerda que este tipo de topónimos son comunes en las antiguas rutas de peregrinos.
Reinado suevo > Como todo santuario que se precie, las leyendas y la historia se entremezclan para darle un halo de romanticismo aderezado de historias y mitos épicos.
Emilia Pardo Bazán remontaba los orígenes de la ermita de Pastoriza ha hace quince siglos, de la época de los suevos. En este caso, el rey Rechiario habría tenido una importancia fundamental al haberse convertido al catolicismo.
El monarca incluso mandó construir su trono en el alto del monte, en donde podía sentarse y contemplar en todo su esplendor el poblado de Suevos. No es de extrañar que estas piedras fuesen bautizadas como la Silla del rey.
En las inmediaciones de este asiento tan real se ubica el berce de la Virgen. Una serie de piedras de tamaño considerable se convirtieron en un refugio onde estivo agachada a Inmaculada, recopila Rozamontes, en referencia a los ataques del siglo X, que llevaron a los cristianos a esconder la imagen entre estas rocas para protegerla. De ahí, la tradición de los romeros que acuden sobre todo el día de San Gabriel hasta el lugar para dar tres vueltas y pasar por debajo de ellas para lograr la bendición de la Virgen.
De la ermita se pasó a una iglesia de estilo románico, cuando cuenta la leyenda una niña que se encontraba con su ganado por la zona y vio una luz muy intensa sobre el castro que se ubica en el lugar, un suceso que se podría enmarcar en el siglo XI. Las transformaciones y restauraciones del templo llevaron a que hoy día la iglesia sea de estilo barroco, del siglo XVII.
Estructurada en una sola nave y con un presbiterio en forma semicircular románico, guarda en su interior una imagen de la Virgen de Pastoriza del siglo XIII, una de las muchas joyas artísticas que se pueden contemplar en el templo como las imágenes de San Pedro, San Pablo o la Asunción de Nuestra Señora en la fachada del santuario. Otras tallas del templo corresponde a Santa Bárbara, San José y San Juan Bautista.
Retomando las leyendas más épicas, Pardo Bazán describe el ataque a manos de los ingleses capitaneados por Drake que llevaron a los soldados invasores a saquear la iglesia arteixana. Los ingleses, entre mitos y verdades, sacaron la imagen del templo y la arrojaron en una fuente.
El ataque tuvo como consecuencia de la talla se partiese en dos. Aquí llega el milagro. La imagen se volvió a unir lo que hizo que los mercenarios huyesen del lugar.