San Nicolás, una iglesia con seis capillas

San Nicolás, una iglesia con seis capillas
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La iglesia de San Nicolás se halla situada en la plaza del mismo nombre del templo y tiene su origen en el año 1348, aunque su crucero y su presbiterio fueron rehechos en el siglo XVIII. La iglesia es de una sola nave de cuatro tramos, el último de los cuales hace de crucero y contiene seis capillas laterales de estructura rectangular. Su alzado consta de pilastras sobre las que se asientan los arcos fajones que a su vez sostienen la bóveda de medio arco en la nave y, en su tramo más ancho, una bóveda de aristas descansa en un tambor sobre pechinas, de forma que la luz natural se introduce por la cúpula.
El decorado interior es interesante pero austero, lo mismo que su exclusiva fachada asimétrica de dos cuerpos, flanqueada por dos torres, pilastras y huecos de pequeño volumen. Un friso corona su superficie, sobre el que se sitúa la emblemática figura pétrea de San Nicolás, mientras que en ambos lados está el campanario. Destaca entre todas las capillas la dedicada a la Virgen de los Dolores, obra que fue realizada según parece, por el maestro Melchor de Prado. Dicha capilla invade parte de la calle, en relación con la propia alineación del templo. 
Después del cerco inglés de 1589 y la destrucción por completo de la iglesia de Santo Tomás, la iglesia de San Nicolás se anexiona la anterior, quedando por tanto su radio eclesial ampliado hasta el recinto de Monte Alto.
El nuevo templo fue levantado por Simón Rodríguez sobre los años de 1704 a 1744, aunque su conclusión, es posible que fuese de la mano del maestro Clemente Xarela. 

Remodelación
En el año 1760 los arquitectos José Martínez Celis y Alberto Rubiá le hacen la cúpula. La remodelación de este templo solo permite la conservación de la capilla del Santo Cristo. La capilla mayor contaba con un retablo de Fernando Rodríguez Romay, que se sustituyó a inicios del siglo XX, por el actual retablo de Jesús Landeira, maestro compostelano. Mientras, el presbiterio conserva el estilo barroco que le concedió la calidad de Simón Rodríguez y sobre el año de 1861 se abate su fachada barroca al objeto de adecuar el templo. 
En 1863 el arquitecto provincial Faustino Domínguez hace los planos de la fachada de esta iglesia, la cual es de nuevo rehecha en sillería finamente labrada y de estilo neoclásico. En esta época se lleva a efecto la reconstrucción de la cúpula, cuya linterna tiene forma octogonal, y se reforman las capillas laterales a excepción del Santo Cristo, afectando a la del Crucero, la de Jesús de Nazaret, con un retablo de Vicente Portela de 1814 y la de la Virgen de los Dolores, que viene a ocupar el doble de espacio del original.
La iglesia es de una sola nave,  sus capillas interiores son de una gran hermosura, destacando el altar de la Virgen de los Dolores, obra del arquitecto Melchor de Prado y levantado en el año 1792. En una pequeña capilla que se encuentra a la izquierda se rinde culto a un cuadro de gran tamaño que representa el Descendimiento. Mientras, en el altar mayor se halla otro cuadro de la Anunciación de Nuestra Señora, de autor desconocido, y en los dos altares laterales de la capilla mayor hay dos tallas pintadas por Agustín Robles, natural de Ferrol, que representan, una a Santa Teresa y la otra la aparición de la Virgen con el niño. Contiene numerosos cuadros de pintura religiosa y también algunas tallas de madera.

Teresa Herrera
En la capilla de la Virgen de los Dolores, de gran devoción en la ciudad, se halla el sepulcro de la benefactora coruñesa Teresa Herrera, obra también de Melchor del Prado en 1828, gran artista compostelano. En dicho Camarín se venera a la santa Dolorosa, cuya congregación data de 1673 y es conocida como del Espíritu Santo y de María Santísima de los Dolores, la cual fue coronada con toda solemnidad en la Plaza coruñesa de María Pita por el arzobispo de Compostela, Zacarías Martínez, el 18 agosto de 1929, en el tradicional mes de las fiestas populares coruñesas. La ceremonia contó con la presencia y participación del infante Jaime de Borbón, mientras una avioneta pilotada por María Bernarda de Quirós, la primera aviadora española, efectuó sus evoluciones sobra la plaza arrojando flores en homenaje a la virgen.
Cabe reseñar que en el atrio de dicha plaza se alza majestuoso el crucero que preside aquel sagrado espacio y que es obra de José García Justo y data de 1972, que viene en hacer más acogedor dicho entorno.

San Nicolás, una iglesia con seis capillas

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