Jorge Reynolds | “El futuro nanomarcapasos ocupará la cuarta parte de un grano de arroz”

Jorge Reynolds | “El futuro nanomarcapasos ocupará la cuarta parte de un grano de arroz”
El experto dio una charla a profesores en el Muncyt sobre cómo late un corazón | javier alborés

Desde el primer marcapasos al que el ingeniero colombiano Jorge Reynolds dio cuerda hasta el último que todavía no se ha probado más que en 28 perros hay casi 50 kilos de peso de diferencia y cinco metros de cable, que eran los que le daban vida a los primeros, enchufados a una máquina con ruedas que iba con ellos a todas partes. 

Entre ambos, está el actual que tiene el tamaño de tres monedas juntas unas sobre otras, “y pesa entre ocho y doce gramos”. Explica el experto que se dirigió ayer a los profesores de Secundario y Bachillerato en el Muncyt que los marcapasos que se implantan en la actualidad funcionan por baterías que se agotan en un plazo de once a 15 años. 

El siguiente llegará a los 50 y “ocupará la cuarta parte de un grano de arroz con sus 1,7 gramos”. Reynolds señala que hará su función por el fenómeno físico de la pisoelectricidad, “que consiste en que presionando un cristal se produce electricidad”. En vez de este material, el equipo utiliza cerámicas dopadas que son más eficaces. Lo bueno del futuro nanomarcapasos es que “estará controlado por el médico desde el móvil, en caso de que surja un problema le saltará una alarma y el doctor verá qué ocurre”. Tendrá ocho parámetros para cambiar la programación del mecanismo. 

El facultativo podrá, por ejemplo, alargar el puso y su frecuencia. Con el juguete que salvará vidas y las hará más confortables entre las manos, Reynols y su gente esperan la licencia para humanos. Además, “la implantación es minimamente invasiva, el enfermo sale el mismo día del hospital y no necesita anticoagulantes”. No cambiarán baterías y durará hasta 55 años con “la ventaja de que estará controlado minuto a minuto”. 

En el coste también se saldrá ganando. De los 10.000 y 12.000 dólares del actual se pasará a los 1.000 o 1.500 del nanomarcapasos. 

No será el último, sostiene. Todo dependerá del ingenio de inventores como él que logren introducir los materiales nuevos en estos dispositivos. En esto, la interdisciplinaridad y la internacionalización ayudan porque los países desarrollados encuentran la fórmula y las mejores entidades le van dando forma. Reynolds no deja de pensar en un segundo corazón, del que asegura que no hay dos iguales.

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