El Deportivo fue líder de la Liga durante una hora, el tiempo que transcurrió entre el minuto 3 y el 63, cuando se anotaron los goles, primero el herculino y posteriormente el canario. Posiblemente mereció más en el global del encuentro, pero se encontró con los males de siempre, en esta ocasión con un penalti en contra que acabó con la posibilidad de volver a la primera posición.
El equipo comenzó el encuentro muy bien, intenso, combinativo, asociado y bien posicionado en el medio del campo. Si todo parecía empezar a pedir de boca, el 1-0 allanó el camino. A los tres minutos y medio Rabello sacaba una falta desde tres cuartos de campo y Lopo empujaba la pelota. El cuadro coruñés no bajó el nivel, no sesteó después de ponerse por delante. Buscó con ahínco el segundo gol. Lo intentó Álex Bergantiños con un disparo en el minuto ocho que se fue rozando el poste. El Tenerife respondió con un remate de Edgar pero rápidamente perdió de nuevo la iniciativa.
Capitaneados por Sissoko, al que los chicharreros frenaban a faltas como único recurso, los blanquiazules jugaban en campo contrario. En el 18 el costamarfileño disparaba a las manos del meta tinerfeñista, Roberto. El fútbol del africano levantaba los mayores aplausos de Riazor por sus controles, sus pases y su velocidad. Después de una nueva jugada suya Juan Domínguez probaba fortuna con un disparo que se marchaba alto. El exceso de fuerza en los pases fue, algunas veces, una constante. Por ejemplo en botas de Rabello, que ganó en un par de ocasiones la línea de fondo de manera magistral, pero sus envíos fueron demasiado potentes, centros pasados.
El entrenador isleño, Álvaro Cervera, tuvo que corregir el desaguisado en la media, donde Sissoko y Juan Domínguez jugaban con comodidad, y dio entrada a un nuevo efectivo en el minuto 38. A partir de ahí y hasta el final del primer periodo el juego blanquiazul fue decayendo, permitiendo incluso una última acción de Ayoze Pérez que detuvo Lux segundos antes de llegar al descanso.
Los deportivistas saltaron al terreno de juego con la misma intensidad que al principio. De hecho Lopo estuvo a punto de realizar una acción similar a la del gol pero la pelota, a saque de falta de Sissoko, no fue tan limpia como la que supuso el tanto. Juan Domínguez y Juan Carlos probaban suerte en el 50 pero sus lanzamientos se iban primero a córner y luego fuera. No llegaba la sentencia y Riazor comenzaba a impacientarse. Una salida de Lux en el 55, ante Ayoze Pérez, y una parada en el 59 a disparo de Aridane hacían que Fernando Vázquez optara por dar otro aire al equipo dando entrada a Marchena y Wilk para jugar con tres centrales.
Paradojas del deporte, cuando el Depor se preparaba para controlar más el partido, Marchena cometía penalti por derribo de Ayoze. El delantero isleño se salía con la suya. Ricardo ponía el empate en el minuto 63.
Diez minutos después Vázquez hacía el tercer cambio dando entrada a Ifrán, todavía un poco lento. El cuadro coruñés se preparaba para los famosos ‘arreones’ finales. Primero era Sissoko el que lanzaba por encima de la meta visitante. Rabello caía en fuera de juego en el 78 cuando Riazor casi cantaba el gol. El Deportivo, sabedor de su poderío rematador por contar con los tres centrales intentaba meter balones al área, pero el Tenerife también tenía sus argucias, como frenar a base de faltas a los locales. En los segundos finales a punto estuvo de llegar al gol en las botas de Juan Domínguez, quien a punto de cumplirse el 90 disparaba desde la frontal, pisando área, siendo derribado y pidiendo penalti, pero nada veía el colegiado y la pelota se marchaba fuera.
Con más pasión que juego lo intentó el Depor pero, una vez más, se estrelló consigo mismo en A Coruña, donde ayer se perdió una nueva oportunidad. Es el estigma de este equipo, su propia casa. Quedan cuatro partidos en la ruleta rusa de Riazor.