El circuito femenino, conocido por su incertidumbre, su espontaneidad y sus sorpresas, no se tomó un respiro en 2020 y descubrió a dos promesas ya aterrizadas: la polaca Iga Swiatek, campeona en Roland Garros, y su vístima en la final, la estadounidense Sofia Kenin, vencedora del Open de Australia.
El tercer ‘major’, ante la falta de Wimbledon, único Grand Slam cancelado por la pandemia, cayó en las garras de la japonesa Naomi Osaka, que apartó a Serena Williams de igualar, de una vez por todas, a Margaret Court en el récord de 24 grandes.
El ‘gafe’ de Halep
Porque dentro de toda la nueva normalidad también han ocurrido cosas a las que ya estaba habituado el circuito, como que la rumana Simona Halep acabase con más títulos que ninguna otra (Dubai, Praga y Roma), pero ninguno fuese de Grand Slam, o que Garbiñe Muguruza alternase enormes actuaciones, como la final del Open de Australia con tremendas decepciones como la derrota en segunda ronda del US Open.
La nota diferente –e incluso polémica– la dio la australiana Ashleigh Barty, sensación en 2019 con su triunfo en Roland Garros, pero que decidió no jugar tras la pandemia. Mientras el tenis se reanudaba, ella decidió no asistir a ningún torneo. Esto no impidió que la WTA, en una decisión poco popular, la coronara como Nº1 mundial a final de temporada, pese a haber jugado solamente cuatro torneos, de los cuales ganó uno (Adelaida).
Cerca de arrebatarle el puesto quedó una Kenin que sorprendió al mundo cuando completó el Melbourne Park torneo de su vida, venciendo a Osaka, Cori Gauff, Barty, Petra Kvitova y Muguruza para levantar, a los 21 años, su primer Grand Slam.
Un escenario muy parecido al de una Swiatek que llegó a París como Nº54 de la WTA y sin entrar en ninguna quiniela, y terminó el torneo en lo más alto y con un puesto en el top-20 mundial.
Esta polaca de 19 años, que tiene a Rafa Nadal como ídolo, supone la irrupción en el circuito de cada año, como ya lo hiciera Jelena Ostapenko en 2017, Osaka en 2018, o Bianca Andreescu la temporada pasada.
En el capítulo de decepciones habría que incluir también a Andreescu, campeona en el US Open 2019 y que no ha podido competir en todo el año por problemas de lesiones.
Una de las historias del año lo ha dejado Carla Suárez, que puso esta temporada como la de su adiós al circuito, pero a la que la pandemia arrebató tal privilegio. Además, hace unos meses anunció que se le ha diagnosticado un linfoma de Hodgkin, un cáncer del sistema linfático y por el cual lleva meses recibiendo tratamiento.