El escritor, filósofo y traductor Agustín García Calvo, nacido en Zamora en 1926, murió ayer en su ciudad natal, después de una vida con una trayectoria intelectual marcada por su rebeldía ante el poder establecido y en la que ganó tres Premios Nacionales.
García Calvo murió a causa de una insuficiencia respiratoria y su fallecimiento desencadenó una sucesión de reacciones desde diversos colectivos, sobre todo del mundo cultural y desde la sociedad zamorana.
La compañera durante 36 años de García Calvo, Isabel Escudero señaló que este era “el último combatiente contra las mentiras de la realidad”. La poetisa recordó que el escritor y filósofo estuvo hasta el último momento, “y siempre de viva voz como el último Sócrates”, hablando a los jóvenes, que le siguen por centenares.
La obra del literato zamorano fue reconocida con tres Premios Nacionales
“Hace quince días fue a la tertulia pública que se celebra los miércoles en el Ateneo de Madrid y a la que acuden un centenar de personas, en su mayoría jóvenes, para debatir cuestiones de la realidad, de la física, la matemática. Es algo muy vivo y muy único”.
La alcaldesa de la ciudad natal de escritor, Rosa Valdeón, lamentó la pérdida de García Calvo al que ha considerado “un gran referente intelectual y un hombre que merece un reconocimiento institucional y de toda la sociedad zamorana”.
El escritor vallisoletano Gustavo Martín Garzo destacó la faceta de “grandísimo intelectual” que caracterizó al poeta zamorano y aseguró que fue una persona que “nunca se adaptó a las normas que le dictó este mundo”.
García Calvo fue uno de los catedráticos perseguidos por el régimen franquista y, debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, fue apartado de la cátedra.
Su obra mereció el reconocimiento de tres Premios Nacionales, en concreto el de Ensayo en 1990, de Literatura Dramática en 1999 y de Traducción al conjunto de su obra en 2006.