Un mes después de que otro de los establecimientos más antiguos de la ciudad, la sastrería Iglesias, anunciara el cierre y solo cuatro días después de que se descubriese la rehabilitación del edificio contiguo, la sombrerería Dandy de la calle de San Andrés anuncia que cuelga el cartel de “cerrado” de forma definitiva. Los propietarios del negocio, que cumple 80 años de vida, abrieron ayer mismo un período de importantes rebajas para dar salida a la mercancía que aún queda en la trastienda.
El comercio de la calle de San Andrés liquida sus existencias por jubilación de su dueña
“¡Nos jubilamos! Este año sombrerería Dandy cumple 80 años así que ha llegado la hora de jubilarse”, anunciaron ayer los responsables del establecimiento en su perfil de Facebook y también en la página web del negocio, uno de los más antiguos de A Coruña. Desde hace días, avisaban de que algo iba a ocurrir pero pocos esperaban que esa novedad fuera el cierre de una tienda tan antigua que, a pesar de todo, supo ir adaptándose a los tiempos modernos.
Hasta el 60% > Además de disponer de perfil en la red social y de tener web, los clientes también podían solicitar consejos sobre tallas y comprar a través de internet. No obstante, será de manera presencial en el local ubicado en la calle de San Andrés donde los clientes puedan hacerse con boinas y gorros de todo tipo –y otros productos como camisas– con unos descuentos que alcanzan hasta el 60%.
El cese de la actividad se producirá poco después de que el edificio contiguo –un inmueble de 101 años– quedara rehabilitado para acoger a nuevos inquilinos. Aunque parece que la instalación de la Vía Prioritaria Vigilada puede devolver la vida a San Andrés, de momento habrá que contabilizar un cierre más que, en el fondo, no es tal.
La sombrerería Dandy no es una tienda más porque abrió sus puertas en 1932 y desde entonces han pasado por allí todo tipo de personas, convirtiéndola en una parte fundamental de la historia de la ciudad.
Dandy fue un proyecto que afrontó Ramiro Piñón junto con un socio, al volver de La Habana, a donde había emigrado desde As Somozas. Piñón falleció al poco tiempo y se hizo cargo su hermano Juan, que al final pasó a ser el único propietario por la cancelación de la sociedad. Posteriormente José y Fernando Piñón se ocuparon de las ventas, que hoy gestionan la mujer y la hija de este último.
Tras tantas décadas en la cabeza de los coruñeses, el cierre ha causado cierto estupor entre los clientes que ya lamentan la pérdida en Facebook.