La candidata del Partido Popular hace un llamamiento a los votantes de centro-derecha a unificar los apoyos en su figura para evitar la continuidad de la Marea Atlántica gobernando o apoyando al Partido Socialista.
¿Qué sensaciones le ha dejado la campaña?
Tengo que reconocer que la gente es lo mejor. Estas semanas tuve la oportunidad de acercarme a los coruñeses para entregarles mi programa y pedirles el voto y me di cuenta de que la calle está súper receptiva con gente muy acogedora que me ha dado la oportunidad de explicar nuestras ideas. Así que las sensaciones son buenas. Sobre todo la de tener la conciencia tranquila en el sentido de que llevamos dos años trabajando intensamente. Cuando alguien quiere ser el máximo representante de los coruñeses cuando menos se tiene que esforzar en conocer sus problemas para poder darles solución. No me valen esas candidaturas que aparecen uno o dos meses antes de las elecciones simplemente por ideología.
¿Encontró la respuesta que buscaba en los vecinos?
En la calle tienes la oportunidad de cruzarte con muchas personas, pero hay 250.000 habitantes en la ciudad y el número de votantes es mucho más elevado que el de los vecinos que me he cruzado. Aun así espero que esas sensaciones que me trasladan sean las mayoritarias. Confío en ello porque los coruñeses saben votar en clave municipal, saben diferenciar unas elecciones generales de quién puede resolver los problemas de la ciudad. Los coruñeses se han dado cuenta que tanto monta, monta tanto el Partido Socialista como la Marea. Las opciones que tenemos por delante no son nada más que dos: o continúan los que están, apoyados por el Partido Socialista o viceversa; o el cambio para la solución a los problemas de la ciudad y poder mirar al futuro solo lo tenemos nosotros. Me llama la atención cómo ahora hay formaciones como el PSOE que se intenten denominar como parte del cambio cuando realmente son parte del problema. Han sido los que han causado el problema, lo causaron hace cuatro años dándole el Gobierno a la Marea y siguieron durante cuatro años de desgobierno.
¿En estos cuatro años de oposición se han sentado las bases para recuperar el mandato?
Se ha hecho una labor extraordinaria de oposición, de hecho hemos sido la única formación política que ha hecho control de Gobierno. Todas las denuncias que se han hecho fueron tildadas por los otros partidos de la oposición, en concreto por el PSOE y por el Bloque, de ridículas, y es llamativo que a un mes de las elecciones el Partido Socialista copie literalmente todas nuestras denuncias; se intenta adueñar de nuestras palabras y creo que eso es bastante patético. Es muy patético ver a una formación política que ha dado el gobierno a la Marea cambiar absolutamente su discurso exclusivamente por afán electoralista, los coruñeses no son tontos y se van a dar cuenta de esta triquiñuela.
¿Qué necesita la ciudad?
Lo primero, saneamiento. Un buen plan de choque de limpieza y de acondicionamiento. La ciudad está dejada y totalmente abandonada en ese aspecto. Nosotros nos comprometemos nada más llegar a llevar adelante ese plan integral, que habrá que mantener con dos actuaciones potentes al año para que la ciudad vuelva a brillar y lucir como se merece. Lo segundo es que el Ayuntamiento sirva y sea útil, tiene que ser eficiente y cumplir con la parte que le corresponde, que es gestionar adecuadamente lo público. Nosotros tenemos experiencia y hay que tener en cuenta que para tramitar un expediente administrativo hay que venir aprendido y para estar al frente de una administración, también. Ya hemos visto el laboratorio de experimentos en el que convirtió la ciudad Xulio Ferreiro con el apoyo del Partido Socialista. Estas dos cosas no deberían formar parte de un programa político, pero es necesario. Y también marcar un rumbo que a día de hoy no tiene, que genere empleo y que garantice el futuro.
¿Entonces su principal aval es la experiencia en la gestión en la Administración pública?
Con diferencia. Y otra, la más importante para mí, conocer la realidad de la ciudad y verla a través de los ojos de los coruñeses. El planteamiento cuando uno entra en la vida de la política es aportar, no puede participar solo porque crea que pertenece a un color o un proyecto político; si no aportas es mejor que te retires. Decidí dar este paso porque lo que conozco, mi manera de trabajar y experiencia son buenas para la ciudad. Me parece un poco osado que haya gente que se ha presentado hace un mes como candidata, que quiere representar a los coruñeses y no sabe cuál es el barrio de Pedralonga y sus problemas. Lo que me diferencia de la candidata del PSOE, y del resto, es haber trabajado durante dos años, pateado todos los barrios y haber tenido encuentros con todos los sectores para hablar de sus problemas. Y sé cómo resolverlos.
¿Van a influir las generales?
Han influido, pero en esta última semana han perdido bastante fuelle. Ha habido una estrategia planificada por el Partido Socialista con esta separación entre elecciones pero estamos presentándonos ante los coruñeses con un proyecto de ciudad. Aquí no se va a resolver nada de Cataluña, del modelo de Andalucía y no tenemos que ver con la centralización de la educación o la sanidad, aquí se trata de Coruña por encima de todo. Los coruñeses sabrán que lo más importante es resolver los problemas de la ciudad y elegir el mejor equipo.
¿Qué pasa si tiene unos resultados similares a los de las generales?
No sé a qué te refieres porque no lo contemplo (ríe). No percibo eso tras el trabajo de estos dos años. No creo que se pueda extrapolar lo ocurrido en Madrid con lo que está haciendo el PP en la ciudad: hemos tenido muchas horas de trabajo, gran capacidad de comunicación y los coruñeses saben cómo pensamos, qué queremos hacer cuando lleguemos al Gobierno.
Si los resultados no son suficientes, ¿estaría dispuesta a pactar?
Conozco la necesidad de que se genere estabilidad en el Ayuntamiento, confianza y fiabilidad, es decir, exportar el modelo de la Xunta, la única comunidad gobernada con la estabilidad que genera la confianza amplia. Aspiro a gobernar con esa confianza amplia, no por ganas de protagonismo especial, sino porque es lo que necesita la ciudad para marcar un rumbo definitivo y dar estabilidad al coruñés y al empresario. De no ser así, estoy dispuesta a hablar con cualquiera que lo haga en serio y con propuestas y proyectos que podamos negociar. Pero siempre en el mapa político del centro, no estoy dispuesta a pactar con ningún extremo. No me gusta la izquierda populista que se asemeja a la de Maduro y tengo muy pocos puntos en común con la extrema derecha. Esos dos extremos nunca me han gustado. Al margen de eso, estoy dispuesta a hablar con todos los demás en caso de que se lo tomen en serio.
¿Quién es su principal rival?
Como decía un cartel que hay por la ciudad, mi principal rival es “Maresoe” o “Xulinés” porque realmente es un tándem. Votar al PSOE es garantizar que continúa la Marea y al revés, votar a la Marea es garantizar que van a necesitar el apoyo del PSOE. La alternativa soy yo.
¿Ve factible la entrada de otros partidos en la corporación?
No me debería dejar llevar por las encuestas, la única encuesta que existe es la del día 26. Hay una realidad que son los resultados de las generales y hubo coruñeses que optaron por otras formaciones como Vox o Ciudadanos. Apelando a la necesidad que Coruña tiene de despertar, les invitaría a que pensaran en el bien de la ciudad y que unieran el voto bajo mi figura. Puede darse la posibilidad de que desviando el voto a esas formaciones lo único que hagan sea garantizar la permanencia de Xulio Ferreiro en María Pita.
Me gustaría haberle hecho más caso a mi madre, pero ya tenía carácter de aquella
Beatriz Mato destaca en el plano personal su apego por su familia y amigos, que echa mucho de menos salir a bailar y que le quedaron propósitos pendientes por no escuchar más a su madre cuando era joven.
¿Cuándo y por qué decidió presentarse a alcaldesa?
Pues ya hace tiempo, estaba corriendo por la Torre de Hércules y fue muy simbólico. Un domingo por la mañana me dije: mañana lo hablo con el presidente. Ya lo había hablado con mi marido, con mi madre y mi padre. Mi padre me decía: non o fagas. Lo que más me pesaba es que la vida familiar se iba a ver más condicionada porque cuando sales a la calle de paseo con tu marido o con tus padres tienes más posibilidades de que tengas que hablar con los vecinos. Lo veo muy bien pero también lo tienen que ver los que me rodean. Lo hablé con ellos, mi marido me apoya incondicionalmente y mi madre calló cuando mi padre me dijo que no diera el paso porque no quería perderme, quería seguir tomándose los vinos como lo hacíamos. Lo hablé con el presidente porque yo tenía una condición al servicio de Galicia y trabajando con el mejor político en activo en España, que es Alberto Núñez Feijóo. Él era el que había montado su equipo, yo era parte, y era una decisión que me trascendía. Cuando se lo planteé entendió que era una cosa buena para la ciudad, pero tenía que manejar su planificación interna dentro del Gobierno.
¿A qué dedica el tiempo libre?
El poco tiempo libre lo dedico a la familia. Me gusta hacer ejercicio pero el tiempo se lo quito al sueño, no a la familia. Procuro estar con mi marido y con mi madre todos los días, por lo menos una hora relajadamente, y con mis amigos siempre ceno los fines de semana. El viernes con una cuadrilla y el sábado con otra, esas son mis rutinas. Antes tenía a los niños pequeños y estaban conmigo, pero ahora cuando les digo de estar todos juntos los adolescentes tienen otros planes y estos no son estar con mamá, es ley de vida.
¿Alguna actividad que hiciese hace años y que ahora no haga?
¡Bailar con mis amigos! ¡Cuánto lo echo de menos! Hacíamos fiestas de 40 o 50 personas, las pagábamos a escote, reservábamos un local, contratábamos un servicio de catering y un pincha. Una miniboda sin ser la boda de nadie. Hacíamos una fiesta, como de inicio de verano por ejemplo, y lo pasábamos fenomenal.
¿Dónde jugaba de pequeña?
Jugaba en la calle San Juan o en los Pelamios. A la plaza de España íbamos algo, pero no mucho.
¿Cuál es su lugar favorito de la ciudad?
Los Pelamios.
¿El mejor viaje que haya realizado?
Fue maravilloso. Veinticinco días con el que era mi novio, hoy marido, en un Seat Ibiza cargado con la tienda de campaña, latas y botellas en los que recorrimos Italia sin rumbo fijo. Estábamos tres días en Verona, dos en Siena... sin organizar.
¿Un propósito que tuviese y que no haya cumplido?
Hay unos cuantos, luego te das cuenta de que tu madre te insistía y tenía razón. Me habría gustado tocar algún instrumento, bailar o irme a estudiar fuera. Mi madre me decía “vete”, por aquello de tener el idioma y ser bilingüe y no quise. Hablo inglés, pero no es lo mismo que cuando estás. Me gustaría haberle hecho más caso a mi madre, pero ya tenía carácter de aquella.