Los emprendedores del rural “toman” A Coruña con la calidad de su producto

Los emprendedores del rural  “toman” A Coruña con la calidad de su producto
El patio de butacas del Teatro Rosalía, con el aforo completo, en un momento de la presentación de Idoia Cuesta, de Cestería Contemporánea

Combinaron entretenimiento  y didáctica, tradición e innovación, y acercaron a la ciudad la actualidad y los valores del rural en Galicia. Hijos de Rivera, Gadis y R llenaron el Teatro Rosalía de consumidores y empresarios dispuestos a conocer las iniciativas más innovadoras, de la manera más diversidad y, al mismo tiempo, “renovadora” los Parladoiros del Mercado de la Cosecha.
Los ocho participantes se subieron al escenario para exponer su experiencia al frente de iniciativas basadas en los principios de calidad, sostenibilidad e innovación, y aderezadas con el compromiso con la tierra, la tradición y la identidad: La Finca de los Cuervos, Cestería Contemporánea, Castañas Naiciña, Ullama, Daveiga, Terroir en Botella, Pazo de Vilane y Cortes de Muar.
En sus exposiciones, cada uno de los ponentes puso de manifiesto que es posible, incluso recomendable, desarrollarse profesional y personalmente en el rural, poniendo en valor “todo el potencial que tiene Galicia”.
En cada monólogo, diálogo en alguno de los casos, los ponentes  demostraron, a partir de su propia historia, que el campo, siempre y cuando se disponga de una    idea original y de alguien dispuesto a ejecutarla, tiene futuro en Galicia. Porque la juventud de quienes se subieron al escenario pueden ser la mejor compañera de la tradición, y así se puso de manifiesto en la segunda edición de los Parladoiros del Mercado de la Cosecha, la primera en el Teatro Rosalía de A Coruña.

Proyectos
Santiago Pérez, de “La Finca de los Cuervos”, especializada en agricultura ecológica para la alta hostelería, para la de aquí, pero también de Madrid o del País Vasco. Quería demostrar el “potencial vegetal” de Galicia y, con la colaboración de la Misión Biológica de Galicia del CSIC, apostó por el “guisante lágrima”, un producto de moda que él mismo definió como el “caviar vegetal” y que, a medio plazo, pretende situar en los restaurantes más prestigiosos del mundo, con el sello del Lugar de Castres (Teo).
Idoia Cuesta, de Cestería Contemporánea, consiguió desarrollar una “idea diferente de uno de los oficios” más antiguos de la tradición gallega y llamar la atención de firmas como Loewe.
Bióloga de profesión y natural de la localidad guipuzcoana de Lasarte, sus creaciones han triunfado en algunas de las grandes ferias internacionales, y hasta los orientales se rinden a la calidad y originalidad de las piezas elaboradas en Cela (Outeiro de Rei).
Quien también se ha abierto al mercado internacional es Castañas Naiciña, que ha logrado hacerse un hueco en distintos países de Europa y Suramérica, y  que, a largo plazo, prevé llegar a Oriente Medio. Miguel Areán, el encargado de exponer la iniciativa, reconoció el “punto romántico” de una aventura en la que se embarcó hace años y que ahora se traduce en delicatessen como la crema de castañas y chocolate que hicieron la boca agua a los cientos de personas que llenaron   este miércoles el Teatro Rosalía.
Ullama, la Cooperativa de la Manzana del Ulla, estuvo representada por Miguel Soto, quien explicó como, a raíz de la crisis del sector lácteo, lugares como A Estrada se volcaron en la recuperación de la tradición de hacer sidra, desarrollada siglos atrás y a punto de desaparecer en el XX.
Xosé Lois Llamazares y sus hermanos “rescataron”, después de un viaje a Buenos Aires, las galletas mariñeiras Daveiga. “Cuando los marineros empezaron las expediciones marítimas necesitaban mantener el pan durante meses o años en el barco, y la solución fue secar el pan, y eso son ahora las galletas mariñeiras” que elaboran en Chantada.
Dominique Roujou está convencido de que “Galicia puede jugar en la Liga de Campeones de los vinos” y, con esta premisa, desarrolla su Terroir en Botella.
 “No fabricamos huevos, cuidamos gallinas” es el lema de Nuria Varela, que regresó al lugar donde trabajaron doce generaciones de su familia durante dos siglos: el Pazo de Vilane.
Cortes de Muar es una empresa de quesos de Silleda donde los artesanos hacen “las cosas como les sale del corazón”, resumió su portavoz, Germán García.

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