La historia de la creación de la fuente de la Fama, el Sol y del Ángel

La historia de la creación  de la fuente de la Fama, el Sol y del Ángel

En esta antigua fuente del Sol el arquitecto Fernando Domínguez Romay puso al corriente su lavadero en 1795, prohibiendo que se lavase en los pilones las ropas, solicitando en el verano de dicho año que se instalase según consejo del asentista Francisco Garrido una centinela en ella para evitar los problemas en dicha fuente con los asistentes a ella.

Se situaba frente a la capilla de los Mareantes (actual  Castrense de San Andrés) la cual contaba con ocho caños para la recogida del agua y que se repartían según las ordenanzas de 1845 aprobadas por el alcalde de la ciudad Juan Flórez: dos caños quedaban afectos a los marineros, tropa de guarnición de la ciudad, hospital de la Caridad y el hospicio; otros dos eran para las aguadoras del pueblo; dos más para las criadas y criados del servicio; y finalmente los otros dos estaban destinados a los aguadores. También las criadas podían hacer uso de los caños reservados a la Marina, cuando aquellos estuviesen libres, pero siempre observando la rigurosa ronda de llegada y teniendo en cuenta que en todo caso tenía preferencia la tropa. Estaba prohibido a las aguadoras y aguadores tomar agua de los caños que no estuviesen destinados para su uso, excepto que aquellos estuviesen vacíos de gente.

La ordenanza de los tiempos de Juan Flórez repartía los caños entre marineros, guarnición, hospital, aguadoras y criados

En el año 1841 el encargado de mantener la fuente era Antonio Seoane, que tenía la potestad que llevaba dicho cargo, el poner orden en el lugar y mantener la fuente en buenas condiciones y todas las personas que iban a lavar la ropa en su lavadero debían contribuir cada semana de modo obligado, entre los cuatro y los ocho maravedíes, pagados a dicho encargado como retribución por el cuidado de dicha fuente.

 

Volumen

Esta, desde tiempos lejanos, había sido la principal fuente de la ciudad tanto por su número de caños, como por el volumen de agua distribuida, así como por las gentes que acudían a la procura del preciado líquido en aquellos tiempos.

Cuando desapareció, en su lugar se colocó la fuente de la Fama, que es la que hoy en día existe en aquella coqueta plaza.

Pese al tiempo transcurrido se sigue llamando la fuente de San Andrés, quizás en memoria de aquella desaparecida y que durante varias centurias había sido la que trajo el agua suficiente para calmar la sed de sus moradores.

La imagen que adorna la obra es un joven que porta una trompeta, aunque esta desapareció hace varios años

La fuente del Sol, la Fama y del Ángel, por estos nombres se la conoce, está dedicada al astro solar, la diosa fortuna y al místico querubín que anuncia las buenas nuevas.

La obra fue diseñada por el arquitecto Fernando Domínguez Romay entre 1791 y 1792 y la escultura de Antonio Pernas es de 1793-1794, que es de piedra y de un excelente acabado.

 

Plan de urbanismo

Al principio se situó en una plaza situada en Riego de Agua, la que hoy lleva por nombre calle de la Fama, pero cuando el Ayuntamiento revisó su plan de urbanismo la llevó en 1882 a la plaza de la fuente de San Andrés, ya que en el antiguo solar se pretendía edificar en los señalados 7, 9 y 11 de la calle de Riego de Agua.

Cerca de aquel lugar se colocaría una fuente de vecindad, la cual recibió el nombre de fuente de Montoto. Siendo esta de la Fama trasladada al lugar que antes había ocupado la famosa fuente de San Andrés. Esta fuente se instaló el 4 de abril de 1794, pero no tenía agua: esta falta se subsana a partir del 21 de junio de 1796, por el contratista Francisco Garrido.

Las ordenanzas por las cuales se regían los estatutos de las fuentes datan de 1840, en que se hacían públicas las obligaciones de los vecinos, fijadas en unas tablas y en cada una de las fuentes del servicio público, por el uso indebido que se hacía de las fuentes, como dar de beber al ganado, lavar el pescado o prendas de ropa.

 

Normas

Normalmente un canal de agua estaba reservado al servicio del pueblo y otro para los aguadores y aguadoras. Pero en 1845 se hizo pública la ordenanza por la que se debía regir esta fuente, de modo que sus cuatro caños quedaban divididos de la siguiente forma, uno para la tropa, cárcel y hospital Militar, otro destinado a las criadas y criados de servicio, un tercero, reservado para los aguadores y el último a las aguadoras.

Siempre que quedase algún caño libre sería usado por el pueblo por rigurosa vez de llegada, a condición de que cuando hiciese acto de presencia alguno de los antes enunciados. Debían dejar libre el caño para servicio de los recién llegados.

La condición que primaba sobre los aguadores y aguadoras y que se extendía a todo el mundo en general, es que no se podía traficar con el agua solo con el servicio, mientras que el lavadero debía estar siempre lleno para caso de incendio.

La imagen  que adorna la fuente es la figura de un joven que porta una trompeta anunciado las buenas nuevas (falta desde hace varios años) a su lado hay un escudo en el cual reluce un espléndido sol como reflejo de su poder.

Todo su conjunto está realizado en piedra y de un excelente acabado, aunque no conserva  los hierros donde se depositaban las sellas o recipientes en los que se tomaba el agua de los caños, pero si las muescas en la piedra en donde estaban situados.

La historia de la creación de la fuente de la Fama, el Sol y del Ángel

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